Huerta comunitaria transforma vidas a habitantes y exhabitantes de la calle

18·FEB·2025
En Bogotá, huerta comunitaria ayuda a habitantes y exhabitantes de calle a desarrollar habilidades, generar ingresos y fortalecer su sentido de comunidad.
Huerta en Bogotá siembra oportunidades para exhabitantes de la calleFoto: SDIS
Estas experiencias representan nuevas oportunidades de desarrollo y esperanza, una mejor calidad de vida y el impulso para alcanzar las metas de los habitantes y exhabitantes de calle.

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La Secretaría de Integración Social (SDIS) continúa ofreciendo alternativas para los habitantes y exhabitantes de la calle de Bogotá, mi Ciudad, mi Casa fortaleciendo actividades que garantizan una atención integral y fomentan la transformación de imaginarios sobre la habitabilidad en calle, la prevención del fenómeno y la construcción de entornos protectores.

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Lechugas, tomates, ajo, cebollas y suculentas, entre otros productos cultivados en la unidad operativa Comunidad de Vida El Camino, se convierten en un atractivo para residentes y trabajadores del sector cada martes y jueves. Durante estos días, a las afueras de la unidad, los participantes exhiben y comercializan sus productos, generando pequeños ingresos que se reinvierten en materiales para la huerta. Este espacio, ubicado en la Carrera 69 # 47-43, en la localidad de Engativá, brinda oportunidades de crecimiento y reinserción social.

En su interior, un amplio terreno convertido en huerta comunitaria permite que, durante tres meses, los participantes aprendan desde el alistamiento del suelo hasta la siembra y cosecha.

“Se le enseña a la comunidad todo el proceso productivo, lo que les permite desarrollar habilidades útiles para su vida”, explica Sandra Quesada Zabala, tallerista del eje de ampliación de capacidades y generación de oportunidades de la Secretaría de Integración Social.

A la huerta se suma un taller de suculentas, donde los asistentes aprenden a cultivar estas plantas, conocidas por su resistencia y fácil cuidado, promoviendo habilidades prácticas que pueden convertirse en alternativas sostenibles de sustento.

Durante la jornada, habitantes y exhabitantes de calle transforman materas y siembran distintas especies de suculentas, las cuales requieren cuidados mínimos, como riegos cada tres días, lo que las hace ideales para espacios reducidos.

“Las suculentas son especies decorativas perfectas para interiores y se pueden acompañar con materas elaboradas con materiales reciclables como tela, cartón y cemento”, agrega la tallerista.

El proceso de cultivo no solo fomenta la concentración y el sentido de logro, sino que también aporta beneficios emocionales y psicológicos a los participantes.

"Estas actividades han sido clave en el fortalecimiento de sus procesos personales, ya que el contacto con la naturaleza les ofrece un espacio diferente para encontrarse consigo mismos. No solo reflejan su creatividad, sino también el esfuerzo de quienes están en transición hacia una vida más estable. Gracias a este tipo de iniciativas, se fortalece el sentido de comunidad y la autoestima", enfatizó la funcionaria.

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Más allá de la jardinería, estas experiencias representan nuevas oportunidades de desarrollo y esperanza, una mejor calidad de vida y el impulso para alcanzar sus metas.