Entre los muchos oficios que David Benítez ha tenido que desempeñar en sus 20 años de vida, está el de haber sido jalador en la avenida Primero de Mayo, un sector tradicional de la rumba bogotana. Un trabajo en el que como dice la canción "el tiempo y la distancia son los dos factores" que cuentan mucho a la hora de cautivar clientes.
“Lo que pasa es que, en ese ámbito, uno tiene muy poco tiempo para venderles todo el show, toda la idea que tiene uno, que tiene como tal el sitio. Tienes solo lo que mide media cuadra, para convencerlo…le tengo trago, música, show, etc.”, cuenta este joven bogotano que ahora es beneficiario de la estrategia RETO, Reto a las Oportunidades, que articula políticas, programas, proyectos y servicios interinstitucionales para atender integralmente a los jóvenes con mayor vulnerabilidad y riesgo social y que en su caso le dio una nueva visión a su vida.
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David trabajó descargando camiones
Desde muy joven, David tuvo que enfrentarse a grandes retos para ganarse el pan diario. Cuando tenía 14 años, después de salir del colegio, trabajaba como cotero, descargando gigantescas tractomulas con harina para hacer arepas, en una fábrica que hay cerca de su casa, en el barrio Carvajal. Así duró un poco más de dos años durante los que retornaba a su casa a eso de la una o dos de la mañana, después de un esfuerzo titánico para su edad.
“Una vez me eché 3 pacas encima y las fui a alzar, sentí un crujido en el pecho y un dolor y yo boté los bultos; respiré, descansé, me recuperé y seguí trabajando normal”, relata y agrega que era buen trabajo porque “el pago era gratificante, se ganaba bien”.
Gracias al CDC Timiza superó una adicción a las drogas ilícitas
Por esa época juvenil también se acercó al consumo de sustancias psicoactivas, pero tuvo la fortuna de conocer las bondades del Centro de Desarrollo Comunitario, CDC, Timiza, y allí encontró el respaldo y la fuerza para salir de ese hoyo negro en que se estaba convirtiendo su día a día.
“Hubo un momento en que no tomé las decisiones correctas, que conllevaron una reacción muy negativa en mi vida, pero gracias a Dios, primero que todo, a mi familia, y a mi segunda familia que son las personas de la Casa de la Juventud, gracias a ellas, yo estoy limpio de todo y con muchas ganas de vivir”, agradece.
Esa relación con la Casa de la Juventud, además, le abrió las puertas para renacer, en medio de los ritmos de la salsa, el merengue y la bachata, pues el baile siempre le gustó y superado el temor escénico inicial por ser una de esas personas, que él llama ‘troncas’, lo uso como herramienta para convertirse en un ganador. "Empecé a darle y en el colegio daban clases de baile, entonces yo me metía a aprender y aprender hasta que ya me solté”, dice.
A continuación, una foto de David Benítez bailando con su pareja y novia, Jeimy Martínez.
Ganó convocatorias nacionales e internacionales gracias a su empuje
Fue tal su evolución que se convirtió en profesor de baile para sus compañeros y con sus puntos de vista críticos y conciliadores ganó una convocatoria para participar en el programa de 'Alianza del Pacifico' en el 2017; con jóvenes embajadores voluntarios de Chile, México y Perú que aportaron a la construcción y fortalecimiento de su proyecto de emprendimiento; además de haber participado en los diálogos territoriales para la formulación de la nueva Política Pública de Juventud del Distrito 2019 – 2030.
En el 2018 también fue seleccionado por la Organización de las Naciones Unidas. ONU, y su programa de lucha contra las drogas y el delito, para dar unas charlas de prevención integral a otros jóvenes que como él viven o han vivido circunstancias difíciles. “Dentro del mismo proyecto tuvimos un concurso de los estudiantes y con eso me gané un buzo que compartí con mi pareja Jeimmy , quien también es mi novia”, cuenta con un dejo de orgullo.
David, quien prefiere no hablar de su papá, se convirtió en cuidador de su mamá, doña Victoria, con quien vive en el barrio Carvajal, en la localidad de Kennedy. “Hace unos años, cuando todavía trabajaba, se le desarrolló una enfermedad, por la que perdió el 85, no, el 90% de la visión y ahora está con su discapacidad”.
Por ser cuidador es beneficiario de la estrategia RETO
Por esa condición de cuidador, desde hace tres meses, recibe del programa RETO, 500.000 pesos, una transferencia que tendrá por 6 meses, cumpliendo con varias condiciones.
“En mi caso, estoy haciendo la retribución de horas sociales en la Casa de Juventud Iwoka. Empezamos con repartición de comidas calientes y, cuando se acabó ese proyecto, hice archivo, fotocopias, escanear y verificar documentos, entre otras actividades”, relata el gestor de juventud que aspira a estudiar trabajo social y emplearse en una entidad distrital para devolverle algo de todo lo que le han aportado.
En seguida, una foto de David Benítez cumpliendo una de sus labores en la Casa de Juventud de Kennedy.
Por estos días distribuye su tiempo trabajando en la recarga de extintores, en el barrio Camilo Torres, y prestando el servicio en la Casa de la Juventud; mientras empieza a estudiar el mes venidero Técnico en Talento Humano, en el SENA, el primer escalón hacia su profesionalización, "pero eso sí yo quiero estudiar trabajo social", reitera.
“Decirles a los jóvenes que están empezando que: háganle con todas las ganas del mundo, que por más solos que crean estar, siempre hay gente detrás de ustedes, que los apoya demasiado y que los quieren, primero que todo”, afirma con la certeza de aquel que a pesar de verle visto un lado oscuro a la vida se sobrepuso y hoy muestra sonriente el brazo derecho en el que tiene tatuada, en letra gótica, una palabra que lo dice todo para él: ‘Victoria’.
He aquí, una foto del tatuaje que tiene en uno de sus brazos David Benítez en el que le rinde un homenaje a su mamá.