La Alcaldía de Bogotá ha trazado varios frentes de trabajo para la prevención de violencias de género, pero su verdadero as bajo la manga lo dio a conocer el alcalde Carlos Fernando Galán Pachón en la inauguración de la vigésimo segunda Manzana del Cuidado, ubicada en Ecoparque (Ciudad Bolívar), cuando se refirió a la necesidad de trabajar en una Transformación Cultural que, por consiguiente, la Secretaría de la Mujer (SDMujer) pondrá en el centro de sus acciones por los próximos cuatro años del Plan Distrital de Desarrollo 'Bogotá Camina Segura'
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“Todos nuestros programas deben tener un componente de transformación cultural. Apoyamos a las mujeres en las Manzanas del Cuidado, pero si no logramos que sus realidades en el hogar cambien, estamos fallando. Tenemos que lograr que eso cambie,” afirmó el alcalde a mediados de marzo de 2024, delineando el eje central de su mandato en torno al cuidado y la equidad.
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Ahora, ¿qué es y cómo lo implementará esta Alcaldía? A continuación, la Secretaría de la Mujer responde a cuatro preguntas clave para entender esta metodología de trabajo.
¿Qué es?
La transformación cultural es una metodología de trabajo que la Secretaría de la Mujer (SDMujer) está implementando para prevenir la violencia de género y promover los derechos humanos de las mujeres. Esta transformación implica cambios profundos y estructurales en las normas, valores y prácticas de nuestra sociedad, fomentando la auto y mutua regulación entre todas las personas para construir una Bogotá donde las mujeres puedan vivir seguras y libres de violencia.
Con el objetivo de cambiar las prácticas, comportamientos, narrativas y creencias sociales que sustentan las violencias de género y la desigualdad en las labores de cuidado, la transformación cultural hace uso de herramientas como la pedagogía, las intervenciones artísticas y los proyectos de co-creación.
¿Cómo va a aterrizar la alcaldía de Carlos Fernando Galán esta estrategia?
La estrategia de transformación cultural pensada en el marco de la alcaldía de Carlos Fernando Galán se implementará en tres líneas de trabajo simultáneas, pero con un énfasis en la prevención de violencias. Primero, se utilizarán herramientas para identificar los factores culturales que están asociados a las violencias basadas en género, entendiendo quiénes las generan, cómo lo hacen y cómo podemos prevenirlas. Segundo, en el Sistema Distrital del Cuidado de Bogotá ya establecido, se fortalecerá la redistribución de los trabajos de cuidado dentro de los hogares. Y, tercero, se impulsará la promoción de los derechos humanos de las mujeres mediante las acciones y estrategias de cambio cultural propuestas.
¿Cuándo se comenzó a emplear la Transformación Cultural en Bogotá?
La transformación cultural en Bogotá tiene sus raíces en la administración de Antanas Mockus en 1996, cuando se introdujo el concepto de "cultura ciudadana". Esta iniciativa buscaba ir más allá de la regulación legal basada en sanciones (multas y cárcel), pasando a promover la regulación moral y cultural, utilizando la vergüenza y la presión social para inducir cambios de comportamiento. ¿Recuerdas las tarjetas rojas y las tarjetas verdes usadas por los conductores?
Con el tiempo esta cultura evolucionó en la transformación cultural, que desarrolla procesos de cambio mediante normas sociales e informales para fomentar la auto y mutua regulación, creando cambios profundos y sostenibles en las prácticas sociales.
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La Transformación Cultural no es nueva, ¿por qué apuntarle ahora?
En este momento el reto es el de reducir las violencias y los feminicidios a través de acciones preventivas y transformadoras. Con este objetivo en la mira, la transformación cultural ha ganado reconocimiento a nivel distrital, nacional y mundial porque se ha demostrado, con datos contundentes, que los cambios culturales profundos con la ciudadanía que produce, aunque tardan en mostrar resultados, son más beneficiosos y costo-efectivos que otros desarrollos de políticas públicas.
Investigaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial, y agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han mostrado que con pequeños cambios en prácticas culturales se han logrado reducciones significativas en comportamientos violentos y prácticas discriminatorias en diversas partes del mundo.
Esta es una apuesta que, aunque no ofrece réditos políticos inmediatos, es esencial a mediano y largo plazo para transformar patrones que perpetúan la violencia y las desigualdades.