¡En ‘Bogotá, mi Ciudad, mi Casa’, cuidamos a las que nos cuidan! Es por esto, que te contamos la historia de Martha*, una ciudadana venezolana que usa la lavandería comunitaria de la Manzanas del Cuidado de su localidad.
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Martha* tiene 54 años y una vez a la semana llega hasta la Manzana del Cuidado de Los Mártires, ubicada en el Castillo de las Artes en la localidad de Santa Fe, con una maleta llena de ropa de ella y de sus dos hijas. Martha usa la lavandería comunitaria de la Manzana porque no tiene cómo ni dónde lavar la ropa. Ella llegó a Bogotá hace más de tres años y desde entonces vive del rebusque debido a que la situación en su país natal, Venezuela, se complicó y ella tuvo que buscar una solución inmediata para su familia.
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Desde su arribo a Bogotá vive en paga diarios, que son lugares en los que deben pagar diariamente para tener un techo y una cama. En muchos de estos espacios no hay servicio de lavandería y alquilar una lavadora para un par de cargas de ropa no es rentable porque el principal objetivo de Martha es conseguir el dinero para el cuarto y para la comida. Por eso, la lavandería comunitaria es de gran ayuda, ella puede dejar su ropa e ir a trabajar, volver después de un par de horas y recogerla seca y doblada.
“La realidad que vivimos en esta lavandería es completamente diferente a la de otras Manzanas del Cuidado porque aquí no solo les ayudamos a tener tiempo libre a las personas que se dedican al cuidado, sino que hacemos más llevaderas las preocupaciones de los habitantes de la zona”, comenta la operaria de la lavandería comunitaria de Los Mártires.
En la localidad de Los Mártires los habitantes cuentan con dos lavanderías: una administrada por el Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (IDIPRON) en el Castillo de las Artes (entidad ancla de la Manzanas del Cuidado) y la otra administrada por Integración Social en la Casa LGBTI – Diana Navarro (entidad complementaria de la Manzana del Cuidado). La razón por la que existen dos lavanderías comunitarias responde a la necesidad de la población de la zona. Así como Martha, son cientos de personas las que viven en paga diarios y no pueden acceder a una lavadora. En el barrio Santa Fe residen migrantes, personas que se dedican a las actividades sexuales pagadas y en general población vulnerable.
“Desde el Castillo tenemos un enfoque territorial porque así podemos generar procesos de tejido social con las comunidades asociadas a las familias de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes del sector más vulnerable de Mártires y del barrio Santa Fe. Es a través de las lavanderías comunitarias de las Manzanas del Cuidado y gracias al tiempo que se libera para las cuidadoras, que les permite tener tiempo para ellas mismas. También las niñas y los niños están seguros y felices mientras todas y todos disfrutan de las actividades específicas para cada población”, explica Alejandro Villanueva, gerente de territorio del Idipron.
Las lavanderías comunitarias de las Manzanas del Cuidado son espacios para que las cuidadoras y personas que se dedican al cuidado puedan liberar esas horas que dedican a lavar la ropa en otras actividades como estudiar, hacer actividad física e incluso ir al médico. Así, además de liberar tiempo para sí mismas, reducen el tiempo dedicado a las labores de cuidado.
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Lo que va en línea con los objetivos trazados en esta administración, porque además de seguir fortaleciendo el reconocimiento de los trabajos de cuidado, se busca trabajar en la reducción y la redistribución, para que así las mujeres, mayoritariamente, no sean las que se dedican a las labores del cuidado, sino para que las otras personas que hacen parte del hogar también lo hagan.
*El nombre fue cambiado por petición de la mujer.