En ‘Bogotá, mi Ciudad, mi Casa’ realizamos a diario un trabajo social que llega a todas las zonas de la ciudad. Un morral con cerca de seis kilos de peso a la espalda y caminatas que pueden durar entre 30 y 60 minutos no son un obstáculo para un grupo de profesionales de la Secretaría Distrital de Integración Social que semanalmente visitan alrededor de 50 familias en la vereda El Verjón, ubicada en la zona rural de las localidades de Chapinero y Santa Fe.
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El acceso a la zona es facilitado por una vía en buen estado que conecta la ruralidad de ambas localidades con el municipio de Choachí. Sin embargo, al llegar al kilómetro 11, conocido como La Virgen en la localidad de Chapinero, o en un punto cercano en la localidad de Santa Fe, las profesionales descienden del vehículo para continuar a pie hacia las distintas fincas del sector.
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Este compromiso está liderado por Mónica Osuna, trabajadora social. El equipo está compuesto por tres pedagogas, otra trabajadora social, una psicóloga, una nutricionista y un apoyo administrativo.
Mónica explica: “Estamos desde la modalidad Crecemos en la Ruralidad, de la Subdirección para la Infancia, llegando a las familias campesinas no solo con un paquete alimentario, sino también trabajando por el desarrollo integral de las primeras infancias, desde la gestación hasta la niñez. Estar en el territorio nos acerca a las realidades, lo que nos permite transformar imaginarios relacionados con la naturalización de las violencias intrafamiliares, una tarea que requiere tiempo, pero que avanza en el camino correcto. Además, buscamos formar agentes comunitarios que multipliquen la información sobre el reconocimiento de violencias y las rutas institucionales”.
Bajo la estrategia Caminos a Tu Hogar, el equipo de pedagogas, o “profes” como son llamadas en la zona, visita tres veces al mes a las familias.
“Con botas, gorra y una maleta que contiene agua, sombrilla y materiales como témperas, cartulinas, plastilinas e imágenes impresas, estamos cerca de las familias. Cada visita dura entre 45 y 60 minutos”, relata Mónica.
Para Alba Romero Cifuentes, beneficiaria y madre de cinco niños, la experiencia ha sido transformadora: “Es algo muy lindo. Estamos muy agradecidos, ha sido un beneficio maravilloso. Hemos aprendido muchas cosas. Las profesoras son excelentes, tratan a los niños con cariño y nos han enseñado a valorarnos como mujeres y a respetarnos como familia”.
Por su parte, Leidy Pamela Malaver, otra trabajadora social del equipo, resalta la labor de atención integral que abarca aspectos psicosociales, pedagógicos y nutricionales para niños y niñas de primera infancia.
“En El Verjón hay alrededor de 500 familias, de las cuales 50 están vinculadas a la Secretaría de Integración Social. Trabajamos en el desarrollo de habilidades cognitivas, motrices, sociales y en la empatía, preparándolos para la vida”, afirma Leidy.
La nutricionista María Luisa Gómez, equipada con un metro y una báscula, evalúa el estado nutricional de los niños y niñas.
“Nos enfocamos en prácticas alimentarias, detectando riesgos de malnutrición y realizando acompañamiento temprano. En la vereda no hay casos de desnutrición, pero hemos identificado sobrepeso en algunos menores de seis meses, lo que puede afectar su desarrollo”, enfatiza.
Marcela Casallas Buitrago, beneficiaria desde hace dos años, califica el apoyo como invaluable: “Recibimos cursos que nos ayudan muchísimo. Nos enseñan a cuidar a los niños desde que nacen hasta que van a la escuela. Siempre contamos con la visita de la profe cada semana y de la trabajadora social una vez al mes”.
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Finalmente, Susana Gutiérrez Castiblanco, psicóloga del equipo, resalta el impacto del trabajo en la comunidad: “Cada familia nos abre las puertas de su hogar, lo cual es invaluable. Este año, aunque solo hemos activado la ruta de atención por violencia intrafamiliar en dos casos, nuestro objetivo principal es prevenir y sensibilizar, destacando el rol fundamental de las familias en el desarrollo de la comunidad y la sociedad”.