¡En ‘Bogotá, mi Ciudad, mi Casa’ trabajamos para cuidar y proteger nuestros recursos naturales y el medio ambiente. Es por esto, que te contamos cuál es la importancia del Puesto de Mando Unificado (PMU) cuando se presentan incendios o cualquier emergencia. El Sargento Javier Claros Losada, jefe de la estación Chapinero relata en este artículo todo sobre el PMU. Disponible también en la revista 'Al Rescate'.
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En los últimos días de enero e inicios de febrero de 2024, la ciudad de Bogotá se enfrentó a uno de sus mayores desafíos ambientales: los incendios forestales que amenazaban los ecosistemas de los cerros orientales de la capital colombiana. Ante esta emergencia, surgieron diferentes componentes de la administración de emergencias que son de vital importancia para la respuesta coordinada y oportuna. Uno de estos fue el Puesto de Mando Unificado, más conocido como el PMU.
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Es importante mencionar que, en la función de mando del Sistema Comando de Incidentes (SCI), se presentan dos modos de ejercer el mando. El Mando Único y el Comando Unificado. Este último se da cuando un incidente involucra a diferentes instituciones o a varias jurisdicciones, con competencias legales, geográficas o funcionales, establecidas en protocolos. Para el caso Colombia, la elección del término Puesto de Mando Unificado (PMU) refleja una adaptación de los conceptos de gestión de emergencias a la normativa, cultura y estructura operativa del país. Este término enfatiza la centralización de la coordinación estratégica y la integración de esfuerzos entre múltiples agencias, proporcionando una claridad funcional que es esencial para la efectiva gestión de incidentes complejos en el contexto nacional.
Esta instalación física para la toma de decisiones, coordinaciones estratégicas y tácticas encaminadas al cumplimiento de los objetivos, fue fundamental para llevar a cabo las operaciones conjuntas, tanto con entidades como con la comunidad. Cabe señalar que la administración de emergencias para el caso Colombia, se basa en componentes normativos como la norma ISO 22320 'Gestión de Emergencias', la Resolución 358 de 2014 DNBC.
“Por medio de la cual se adopta como procedimiento operativo para los cuerpos de bomberos el modelo organizacional sistema comando de incidentes”, la Resolución 342 de 2010 “Por la cual se adopta el Sistema Comando de Incidentes SCI para las operaciones de la Unidad Administrativa Especial Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá D.C.”, y las demás que según la región, ciudad o municipio han adoptado este sistema.
Lo que acabamos de observar nos conduce a la adopción del sistema de administración en algunos países de Latinoamérica y el Caribe. Iniciando desde el año 1998, con acercamientos debido a la falta de organización en la región y la necesidad de implementar un concepto estandarizado a las distintas agencias. Es entonces cuando, bajo el programa liderado por la Oficina de Asistencia para Desastres en el Extranjero (USAID/OFDA/LAC) Región Latinoamérica y el Caribe, se inicia con capacitaciones en algunos países de la región. Pero, debido a la falta de protocolos, procedimientos y lecciones aprendidas, se determina que el SCI no es un simple curso, sino todo un proceso que requiere de políticas y debe basarse en una guía para su implementación.
Volvamos ahora al comienzo. Recordemos que la topografía agreste de los cerros de Bogotá, combinada con las condiciones climáticas adversas que se vivieron por esos días a causa del fenómeno de El Niño, proporcionaron un escenario desafiante para los equipos de respuesta. Sin embargo, la rápida articulación entre las entidades distritales y nacionales, y la inclusión de la comunidad en el sistema de comando de incidentes, fueron claves para enfrentar la situación. Menciono a la comunidad, porque fueron los habitantes de los barrios cercanos a los cerros quienes dieron el aviso inicial, y fueron ellos quienes todos los días estuvieron prestos a apoyar las operaciones de extinción en diferentes roles, como apoyo logístico y guías en algunos sectores, entre otros.
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El PMU se convirtió en el epicentro de la respuesta, coordinando las acciones de diferentes entidades gubernamentales, cuerpos de bomberos, voluntarios, y la comunidad en general. Una de las innovaciones más destacadas fue la inclusión de los sistemas aéreos no tripulados a través del equipo SART de la entidad, privilegiando la observación general del incidente, la reducción de tiempos de reconocimiento, la identificación de puntos de calor a través de sus cámaras térmicas y, no menos importante, la coordinación de las descargas realizadas por los helicópteros.
Además, pudimos contar con el apoyo y la presencia de la comunidad de los diferentes estratos socioeconómicos, por tratarse de áreas de interface, en donde encontramos unidades residenciales cerca a los cerros, lo que constituyó un reto adicional para coordinar las ayudas que llegaban, las buenas intenciones de apoyar actividades ofensivas (en su mayoría no permitidas por falta de equipos de protección personal, capacitación y entrenamiento) y el manejo de curiosos en zonas de impacto debido a los distintos ingresos a los cerros.
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