Freddy y Camilo son dos de los héroes del sector de la salud en Bogotá, que diariamente se enfrentan a la actual pandemia generada por el COVID-19. Coinciden en su vocación, en sus ganas de ganarle la batalla a esta enfermedad y en entregarlo todo por salvar las vidas de sus pacientes.
Estos dos héroes son padre e hijo. Freddy, es el papá de Camilo y trabaja como auxiliar de enfermería de las salas de cirugía de la unidad de servicios de Salud Occidente de Kennedy. Por su parte, Camilo siguió los pasos de su padre en el sector salud y es médico internista de la UCI intermedia del Servicio de Urgencias de la misma sede.
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Freddy lleva más de 35 años realizando sus labores en esta unidad y ha trabajado allí, prácticamente, desde la fundación del Hospital. “Llegué tan sólo seis meses después de inaugurado, y desde el principio estoy enamorado de él, soy puro Kennedy”, aseguró.
Ese amor y compromiso es reconocido por todos sus compañeros y generó la admiración de toda su familia y la inspiración de su segundo hijo, él que siguió sus pasos.
“Él se enamoró de mi profesión y de esta vocación de servir, ahora es un gran médico que adora su labor, que atiende con todo el amor a sus pacientes, que se esmera por salvar vidas”, dice con la voz entrecortada Freddy.
Como un presagio de su futuro, Camilo nació en el Hospital de Kennedy y fue recibido directamente por los brazos de su padre que, para ese entonces, trabajaba en salas de parto.
Se inspiró en el impecable trabajo que realiza su papá, estudió e hizo sus prácticas profesionales en este hospital y ahora ejerce como médico hospitalario en la primera línea de atención, lugar en donde se está librando la más feroz batalla a la que nos enfrentamos, el COVID-19.
Camilo es tímido, de pocas palabras, muy estudioso e inteligente. Cuando le preguntan por su familia, responde con lágrimas en los ojos que su padre, sin duda alguna, es un héroe.
“Mi papá es mi superhéroe, siempre se lo digo, él me enseñó el amor por esta profesión, su lucha, su entrega. Él para mí es más que Superman, nunca se rinde, con su fuerza siempre llega más lejos de lo que se espera. Nunca me voy a olvidar esos momentos en donde pudimos compartir la atención de los mismos pacientes. Me enseñó a entregar todo el amor por ellos, el súper poder que tiene mi papá es, definitivamente, su gran corazón”, cuenta de manera emotiva Camilo.
Para un auxiliar de enfermería como lo es Freddy, casado y con tres hijos, no fue nada fácil costear la carrera de medicina para su hijo, pero con todo el compromiso familiar, de dormir poco, sacar préstamos y buscar ingresos en la docencia, pudo conseguir que finalizara con éxito el propósito familiar, de entregarle un médico y un gran ser humano al sector salud de Bogotá.
"En estos tiempos difíciles no se puede dejar de sentir miedo: por mis pacientes, por mis compañeros y por mi familia, pero siempre le digo que jamás deje de ejercer su profesión, él nació para esto. Siempre le pido a Dios que lo proteja por encima de mi salud”, finaliza con estas bellas palabras Freddy Rodríguez.