Conoce la historia de Felipe Lemus, un músico que aprendió a tocar guitarra desde muy pequeño y que eso le ha servido para cambiar y transformar su vida y la de otras personas que viven en ‘Bogotá, mi Ciudad, mi Casa’.
Si te interes leer: Bogotá, mi Ciudad, mi Casa tiene todo que ver con mi música: Andrés Cepeda
Al hacer un listado de las palabras más hermosas del español, muchos coinciden en incluir “serendipia”, definida por la Real Academia Española como “hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual”. Esta palabra cobra vida en la historia del músico bogotano Felipe Lemus Chaves, quien experimentó una de esas sorpresas del destino durante un paseo por Shibukawa, en la prefectura de Gunma, Japón. Lo que comenzó como una simple excursión para recoger fresas en el monte, una tradición local, se transformó en un encuentro inesperado con un antiguo instrumento japonés, que cambiaría su vida para siempre.
Contenidos relacionados
Una intensa nevada forzó a Felipe y a su esposa Diana a refugiarse en una tienda de antigüedades. Allí, el sonido del Shamisen, un instrumento tradicional japonés, capturó su atención. “Le dije a mi esposa que ese era el instrumento que quería aprender a tocar. Había intentado conseguir uno varias veces, pero siempre fue difícil”, recuerda Felipe, quien en ese momento llevaba un año viviendo en Japón, acompañando a Diana, investigadora en biología molecular en la Universidad de Gunma.
El Shamisen, que Felipe describe con fascinación, es un descendiente del san-hsien chino, que llegó a Japón en el siglo XVI. Este encuentro fortuito marcó un antes y un después en su carrera musical. “Mientras recorría la tienda, me perdí”, relata. “Me separé de mi esposa y de nuestra amiga Kei, y fue entonces cuando vi a quien sería mi maestro, Baisho Matsumoto, tocando el Shamisen en vivo. Nadie le prestaba atención, pero yo comencé a grabarlo, sin saber que en Japón esto podría ser ilegal. Él notó mi entusiasmo y, lejos de molestarse, me invitó a probar el instrumento. Luego, él tocó el Shakuhachi, y la conexión fue inmediata”.
Tal fue la impresión que causó Felipe en el maestro Matsumoto, que lo invitó a su casa al día siguiente para iniciarlo en el Shamisen, un gesto inusual en la cultura japonesa. “Es un privilegio enorme, pues generalmente un japonés te invita a un café solo después de seis meses de conocerte”, comenta Felipe.
El camino de Felipe hacia la música comenzó mucho antes de esta serendipia en Japón. A los 4 o 5 años, su madre, una violinista, y sus tíos, guitarristas de conservatorio, le despertaron el amor por los sonidos. “Me marcó escuchar a mi mamá tocar el violín cada mañana, y ver a mis tíos afinar la vieja guitarra que teníamos en casa”, recuerda.
Gracias a su padre, un marinero que traía vinilos de todo el mundo, Felipe tuvo acceso a una vasta colección de música que delineó su futuro. Aprendió a tocar guitarra, primero con sus tíos y luego de manera autodidacta. Su juventud estuvo marcada por el rock, pero al ingresar a la universidad, todo cambió. “Trabajé como programador y libretista en Javeriana Estéreo, donde descubrí un mundo nuevo de música. Estudiaba ingeniería de sonido, pero mi corazón estaba en los instrumentos, así que me cambié a estudios musicales y me sumergí en el jazz y el blues”.
Tuvo el privilegio de tomar clases con Ernesto ‘Teto’ Ocampo, una figura influyente en la música colombiana, y comenzó a interesarse por el folclore, fascinado por artistas como Totó La Momposina, Etelvina Maldonado y Petrona Martínez. Su carrera tomó forma al tocar y grabar con grupos como Bloque de Búsqueda, La Chato Band, y Carlos Vives y La Provincia.
Con el tiempo, Felipe y su esposa decidieron trasladarse a Japón, donde compartió ritmos colombianos con un público que apenas sabía de la existencia de su país. Su alegría contagiosa y su habilidad para poner a la gente a bailar y aplaudir lo convirtieron en una novedad en la tierra del sol naciente.
De vuelta a Bogotá
Actualmente, de regreso en Bogotá, Felipe se reencontró con una ciudad vibrante y diversa. “Bogotá es una urbe llena de colores, sabores, y una mezcla de culturas. Es un caos fascinante, un abanico de sonidos y expresiones”, afirma. A esta ciudad trajo la influencia musical japonesa, siguiendo el consejo de su Sensei, quien le pidió difundir estas manifestaciones en Colombia.
Felipe compartió su conocimiento con niñas y niños bogotanos a través del programa Nidos de Idartes. “Fue una experiencia maravillosa. Hace un año y medio trabajé en este programa, realizando experiencias artísticas para la primera infancia y sus cuidadores. Interpreté a un marciano que hablaba en japonés, y los niños, con tan solo tres o cuatro años, lo reconocían”, cuenta Felipe con orgullo.
Este intercambio cultural fue un éxito total, aunque Felipe lamenta que la apertura musical que percibe la niñez no siempre se refleja en otros niveles de la sociedad. “Aún enfrentamos barreras que dificultan el acercamiento a otras culturas, pero sigo adelante, presentándome en lugares como la Universidad de los Andes, el Centro del Japón, y la Embajada de Japón”.
Felipe Lemus es parte de la Bogotá no contada, una ciudad que se enriquece con su propuesta sonora innovadora, que combina instrumentos y tradiciones japonesas con su identidad colombiana. “Mi objetivo es acercar a la gente a la cultura japonesa y que, al mismo tiempo, nuestra riqueza colombiana se conozca en otras partes del mundo. Quiero ser un puente entre culturas”, concluye.
No te vayas sin leer: Conoce a Luz Uribe, mujer bombero de ‘Bogotá, mi Ciudad, mi Casa’
Conoce más de la obra artística de Felipe Lemus. Síguelo en:
Instagram:https://www.instagram.com/colombianogaijin/?__d=1%2F
TikTok:https://www.tiktok.com/@colombianogaijin
Youtube:https://www.youtube.com/channel/UCe1p8jQZBIMlBFaSx6LshHQ
*Historia tomada de la Secretaría de Gobierno.
‘Bogotá, mi Ciudad, mi Casa’, es una campaña distrital para promover la apropiación y pertenencia hacia la ciudad. Su objetivo es unir a todos los habitantes en torno a un propósito común: amar y cuidar esta gran casa llamada Bogotá, una ciudad llena de oportunidades, el hogar de millones de colombianos.
Te invitamos a conocer el video principal de la campaña ‘Bogotá, mi Ciudad, mi Casa’, a continuación: