Derribando los mitos que perpetúan la violencia de género

12·MAR·2025
La Secretaría de Gobierno busca desnaturalizar expresiones, actitudes y estereotipos que perpetúan la discriminación y la desigualdad contra las mujeres.
Derribando los mitos que perpetúan la violencia de género en Bogotá Foto: Secretaría de Gobienro
La Secretaría Distrital de Gobierno no solo se une a la campaña de la Secretaría de la Mujer, sino que refuerza su apuesta de género por visibilizar las violencias cotidianas que muchas veces pasan desapercibidas, pero que tienen un impacto profundo.

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En el marco del Día Internacional de la Mujer, la Secretaría Distrital de Gobierno se unió a la campaña de la Secretaría de la Mujer #MujeresConDerecho y, además, impulsa su propia apuesta para visibilizar las violencias cotidianas que enfrentan las mujeres en distintos ámbitos. Busca desnaturalizar expresiones, actitudes y estereotipos que perpetúan la discriminación y la desigualdad, muchas veces sin que las personas sean plenamente conscientes de ello.

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A veces, la violencia no se expresa con gritos ni agresiones físicas. A veces, se esconde en frases cotidianas que parecen inofensivas, pero que refuerzan la desigualdad y normalizan la discriminación. “Si están ahí es porque quieren”, “Las mujeres no sirven para la política”, “Eso no es violencia, es un halago”. Expresiones como estas siguen marcando la vida de muchas mujeres y son parte de una violencia simbólica que la sociedad ha aprendido a tolerar.

Cuando la violencia se oculta en frases y actitudes

Las mujeres escuchan, casi a diario, comentarios que deslegitiman sus decisiones, minimizan sus denuncias o justifican las violencias que sufren. En la calle, en el trabajo, en los espacios políticos, en las redes sociales. Son frases como:

  •     “Eso no es acoso, es un cumplido”.
  •     “Las mujeres trans no son verdaderas mujeres”.
  •     “Las migrantes vienen a quitarnos el trabajo”.
  •     “Si le pegó, seguro fue por algo”.
  •     “Está ahí solo por cuota de género”.

Cada una de estas expresiones refleja una forma de violencia cotidiana que, aunque no deja marcas visibles, limita derechos, refuerza el miedo y condiciona el comportamiento de muchas mujeres.

Violencias cotidianas en distintos escenarios

Uno de los grupos más afectados por estos discursos son las mujeres víctimas de trata de personas. Frases como “Eso no es trata, ellas saben a lo que van”, invisibilizan la realidad de quienes son engañadas con falsas promesas y terminan atrapadas en redes de explotación. Según la Ley 1257 de 2008 y el Código Penal Colombiano, la trata de personas es un delito grave que implica violencia física, sexual y económica.

Las mujeres trans también enfrentan constantes violencias simbólicas que intentan negar su identidad. Decir que “Las mujeres trans no son verdaderas mujeres” refuerza la exclusión y alimenta la discriminación. La Política Pública LGBTI de Bogotá (2021-2032) establece que la identidad de género es un derecho fundamental y que el reconocimiento de todas las mujeres en su diversidad es clave para la equidad.

En el ámbito laboral y político, los estereotipos siguen frenando el acceso de las mujeres a espacios de decisión. “Las mujeres son demasiado emocionales para gobernar”, “Está ahí solo por cuota de género”, son frases que deslegitiman su liderazgo y perpetúan la idea de que no tienen las mismas capacidades que los hombres. La Ley 581 de 2000, que impulsa la paridad de género, busca corregir estas desigualdades históricas, pero los prejuicios siguen siendo una barrera para muchas.

Las mujeres migrantes enfrentan una doble carga de discriminación. Expresiones como “Solo se embarazan para recibir subsidios”, refuerzan estigmas que invisibilizan su aporte a la sociedad y desconocen que muchas de ellas trabajan en condiciones precarias debido a barreras de acceso a empleos formales.

Otro grupo que ha sido históricamente señalado son las mujeres firmantes de paz. Frases como “Las excombatientes solo servían para cocinar” desconocen su papel en la construcción de paz y minimizan su trabajo en la reincorporación. Muchas de ellas han asumido liderazgos comunitarios y trabajan en proyectos productivos que fortalecen la reconciliación en sus territorios.

Desnormalizar la violencia es el primer paso para erradicarla

Las cifras muestran que esta lucha sigue siendo urgente. En 2024, 160 mujeres ingresaron a la Ruta de Protección de Defensoras y Defensores de Derechos Humanos, y solo en enero de 2025, ya se han atendido 12 nuevos casos de violencia política contra lideresas.

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Por eso, la Secretaría Distrital de Gobierno no solo se une a la campaña de la Secretaría de la Mujer, sino que refuerza su apuesta de género por visibilizar las violencias cotidianas que muchas veces pasan desapercibidas, pero que tienen un impacto profundo en la vida de las mujeres. Derribar los mitos que justifican la discriminación es una tarea de toda la sociedad.

Porque las mujeres tienen derechos y la violencia, en cualquiera de sus formas, nunca debe ser normalizada.