Estadio El Campín, 82 años marcando la historia del deporte colombiano

15·AGO·2020
El máximo escenario de los bogotanos ostenta una rica tradición e importancia para el fútbol colombiano e internacional.
¡Felices 82 años! Larga vida al estadio El Campín
¡Felices 82 años! Larga vida al estadio El Campín

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El 15 de agosto de 1938, a las diez de la mañana, Eduardo Santos, presidente de la República, y Gustavo Santos, alcalde de Bogotá, acompañados por autoridades municipales, clubes deportivos, la junta de los Juegos Bolivarianos y miembros del Comité Olímpico Colombiano inauguraron al estadio El Campín. Asistieron 17 mil espectadores: se realizaban los primeros Juegos Bolivarianos. Este escenario también se entregó como regalo a la capital en sus 400 años de fundación.

Estadio El Campín

Así nació la idea

Dos años atrás, esta obra tuvo como protagonista a Alberto Nariño Cheyne, descendiente del prócer Antonio Nariño, quien fue el primero en insistir para que Bogotá tuviera la sede de los Juegos Bolivarianos y se encargó de convencer al alcalde de la época, Jorge Eliécer Gaitán, para que apoyara las justas.

El 12 de octubre de 1936, en el desfile tradicional del Día de la Raza, que iba del parque Nacional a la Plaza de Bolívar, por la carrera Séptima, grupos de estudiantes al pasar al frente de la Alcaldía empezaron a gritar “estadio, estadio, estadio”, lo que motivó a Gaitán a destinar $250.000 para estos Juegos. Ese dinero tendría que alcanzar para la organización de los mismos, compra de implementos deportivos y la construcción del estadio*.

Nariño Cheyne era amigo de Luis Camacho Matiz, dueño de grandes propiedades y accionista del tranvía de Bogotá. Los dos empezaron a negociar un terreno que sirviera para la construcción del escenario y así, Matiz le mostró un lote rural situado al occidente de Chapinero.

El terreno tenía un costo de 250.000 pesos de entonces, justo los recursos que se tenían para la realización de los Juegos. Por esa razón, Nariño Cheyne le propuso a Matiz que le regalara el lote a la ciudad.

Días después, Matiz llamó a Nariño Cheyne y le dijo que su familia había aceptado la propuesta, teniendo en cuenta sus fines deportivos y de esparcimiento para los bogotanos. Además, le pidió que el nuevo recinto llevara el nombre de su padre, Nemesio Camacho.

Manos a la obra

Pactados los términos, el ingeniero Luis Eduardo Mora fue el encargado de diseñar el estadio, el cual contó inicialmente con nueve tribunas y una capacidad general para 23.500 espectadores.

La puerta de maratón quedó en forma de arco del triunfo y se ubicó en el costado norte del escenario, al estilo de las justas olímpicas; además de la cancha de fútbol con porterías en madera y se adecuó una pista de carbonilla para atletismo, con seis carriles reglamentarios demarcados.

Un sueño hecho realidad

El 15 de agosto de 1938 el estadio Nemesio Camacho El Campín era una realidad y Bogotá tenía su propio escenario deportivo público, que vino a complementar al estadio de la Ciudad Universitaria, conocido como Alfonso López. Ese día se disputó el primer partido oficial e internacional, entre las selecciones de Colombia y Ecuador, como programación de los Juegos Bolivarianos. El primer gol en este emblemático lugar lo marcó el samario Tomás Emilio Mier, con marcador final 1-2 en favor del onceno visitante.

Con el paso del tiempo El Campín, ya no quedó ubicado a las afueras de la ciudad… Poco a poco se fue convirtiendo en el verdadero centro de la ciudad con la adecuación de la calle 57 y la carrera 30 y el asentamiento de barrios como San Luis y Sears.

Una vez finalizados los Juegos Bolivarianos, en la ciudad creció la formación de equipos como el Club Deportivo Municipal, que dio origen a Millonarios, Taxis Rojos y Santa Fe, que en 1948 se convirtió en el primer campeón del fútbol profesional colombiano.

Reformas, remodelaciones y recuerdos de antaño

En 1951 se realizó la primera reforma al estadio El Campín, pues el escenario ya se había quedado pequeño debido al auge futbolero de Eldorado. El ingeniero Fernando Mazuera Villegas, realizó el nuevo diseño, cambiando por completo las tribunas norte y sur, que fueron remplazadas por estructuras de concreto logrando cerrar el anillo y dejar una capacidad para 45.000 espectadores.

El 20 de julio de 1951, el alcalde de la ciudad, Santiago Trujillo, hizo el saque de honor del partido amistoso entre las selecciones de Colombia y Paraguay, ya con el auge de las transmisiones radiales en directo que se popularizaron también en otros deportes como ciclismo y atletismo que también vivieron importantes episodios en su interior.

Una de las tantas anécdotas que se han vivido en el estadio El Campín fue la visita de un singular aficionado argentino, en ese entonces desconocido. Era un médico de profesión y se hacía pasar por técnico de fútbol quien había ingresado al país por Leticia, frontera con Brasil y se presentó como experto en fútbol.

Ernesto Guevara en compañía de su amigo Alberto Granados viajó a Bogotá para conocer a su compatriota Alfredo Di Stéfano, figura de Millonarios, quien les regaló boletas para que visitaran el estadio y por supuesto presenciar un cotejo. Entonces el “Ché” Guevara al ver lo que sucedía en las graderías aseguró “parece que los bogotanos sólo son eufóricos en El Campín”.

Primer sueño mundialista

Años más tarde, El Campín fue el fortín de la Selección Colombia en la clasificación al Mundial Chile 62. Nuestro seleccionado debió eliminarse con Perú y Venezuela, pero los patriotas se retiraron y quedó en el camino el equipo inca.  El argentino Adolfo Pedernera era el técnico de la Selección Nacional y quería analizar el entrenamiento de los peruanos, pero sin ser visto; una hora antes de que se iniciara la práctica llegó al estadio vestido de paisano, lo escondieron en la torre de la tribuna oriental donde se ponían los marcadores y allí estuvo sentado encima de un tubo viendo todo lo que hacían los rivales.

Su estrategia dio resultado, ya que en ese juego Colombia derrotó a los visitantes por un gol por cero con anotación de Eusebio Escobar. Posteriormente, en el partido que se disputó en Lima en el estadio Nacional, se dio un empate 1-1, con tanto de Héctor “Zipa” González, marcador que le representó al equipo colombiano su primera clasificación a una cita orbital.

Nuevas intervenciones

Entre 1965 y 1969 el Nemesio Camacho fue sometido a una segunda remodelación que lo dejó entre los grandes de Suramérica. Por las diferencias de niveles entre las diferentes graderías, se decidió buscar la forma de tener un cerramiento para que el estadio ganara en estética y capacidad, alcanzando un aforo de 55.000 aficionados.

El 29 de noviembre de 1967 se entregó la iluminación del estadio y se jugó el primer partido con luz artificial, un amistoso entre Santa Fe y la Selección de Checoslovaquia, es decir, El Campín quedó habilitado para juegos nocturnos o con baja visibilidad.

El 20 de febrero de 1969, durante la administración del alcalde Virgilio Barco Vargas, quedó lista la última parte intervenida hasta ese momento, cabinas para prensa con líneas telefónicas, localizadas en el segundo piso del sector occidental.

Ese mismo día se estrenó El Campincito, con una tribuna para nueve mil espectadores y pista atlética, además de  parqueaderos iluminados y varias obras complementarias, por ejemplo la ampliación de la carrera 30, entre otras.

Títulos para la historia

En El Campín se han vivido históricas celebraciones del fútbol colombiano. La conquista por primera vez de la Copa Libertadores, por parte de Atlético Nacional el 31 de mayo de 1989 ante el paraguayo Olimpia, el título de la Copa América para nuestro país el 29 de julio de 2001 ante México, el 9 de diciembre de 2015 la corona para  Independiente Santa Fe frente Huracán por la Copa Sudamericana, además de otras gestas como los subtítulos Copa América de 1975 y la Copa Conmebol 1996 (Santa Fe), además de servir durante muchos años, como sede o casa de la Selección Colombia.

El Campín partido Colombia

Un escenario usado para conciertos  

El Campín no sólo ha servido para la realización de partidos de fútbol, rompiendo con la promesa hecha a la familia Camacho Matiz en sus albores. El primer concierto fue uno con la Fania en 1980 con un resultado desastroso, pero se institucionalizó su préstamo para la música desde el sábado 17 de septiembre de 1988, siendo alcalde Andrés Pastrana Arango, con el denominado “Concierto Bogotá en Armonía”. Existió entonces una fuerte oposición por parte de locutores y periodistas deportivos que preveían los daños, especialmente a la cancha de fútbol, la cual a lo largo de más de 30 años, se ha vestido seriamente afectada por este tipo de actividades en diversas ocasiones.

De allí en adelante el estadio ha sido utilizado para conciertos con artistas de todos los estilos y géneros como: Guns N' Roses en 1992, Bon Jovi en 1995, Soda Stereo en 1996, Paul McCartney en 2012, Foo Fighters2015, The Rolling Stones en  2016, Coldplay y Roger Waters en 2018, entre otros.

Vestido de gala para el Mundial Sub 20

En el año 2011 la capital de la República fue la sede principal del Mundial Juvenil Sub 20. La remodelación del estadio inició el 8 de junio del 2010 y finalizó el 28 de febrero del año siguiente.

Entre las mejoras se destacaron la iluminación del campo de juego, con la instalación de 180 reflectores de 2.000 vatios en las torres existentes y 96 reflectores suspendidos en las cubiertas de los costados oriental y occidental, de 1.500 vatios cada uno.

Además, se intervino y modernizó completamente la tribuna del sector occidental reorganizando los espacios para jugadores, cuatro nuevos camerinos, dos zonas de calentamiento, una zona para árbitros, uno para recogebolas, nueva sala de control al dopaje, enfermería, palcos, salas VIP y espacios para conferencias de prensa y centro de medios.

En el segundo piso de la tribuna de occidental se construyó la zona de comidas y un restaurante con vista al campo de juego, el ingreso al público directamente al segundo nivel del estadio y un área para la ubicación de personas en condición de discapacidad. Así mismo,  se remodelaron las cabinas de transmisión y se instalaron dos ascensores, tras una inversión de 25 mil millones de pesos. Coldeportes aportó 9 mil millones y el resto la Administración Distrital a través del IDRD.

También  se instaló silletería numerada y se quitó la malla que dividía las tribunas con el campo de juego, una de las tantas enseñanzas que dejó la realización del Mundial Juvenil en los estadios del país, motivando así al buen comportamiento del público.

¡Feliz cumpleaños!

El estadio El Campín, es un lugar de historia y tradición en Bogotá. Este sábado cumple 82 años y luce radiante, gracias a la inversión realizada por el Instituto Distrital de Recreación y Deporte que lo modernizó y lo mantiene como uno de los mejores de Suramérica.

Actualmente el estadio se encuentra en proceso de mejoramiento y obras para recibir la Copa América del próximo año. Se adelantan trabajos de actualización de redes, impermeabilizaciones, mantenimiento de los camerinos de jugadores, y árbitros, mejoramiento de oficinas, reemplazo de luminarias y arreglos a la gramilla de la cancha y graderías.

El Campín se transforma y mejora cada día para adaptarse a la nueva realidad del covid 19 y para garantizar la calidad del juego y la salud de todos, expresó el subdirector de Parques del IDRD, Javier Suárez Alonso.

Más allá de su importancia deportiva y extenso legado, El Campín es el escenario de sueños y cuna de fantasías, el lugar donde los bogotanos viven y disfrutan del fútbol; es el sitio especial al que se acude cuando el corazón ordena celebración y fiesta.

Hoy es posible decirle con orgullo… ¡Felices 82 años! Larga vida al estadio El Campín.