Cuando hablamos del cuidado personal nos referimos a aquellas acciones que nos generan bienestar y de alguna manera contribuyen a preservar una buena salud.
Mantener una adecuada alimentación, hacer uso de productos cosméticos para el cuidado de la higiene corporal o utilizar productos industriales que mantengan nuestro hogar o zonas comunes libres de bacterias o virus, son parte de esas acciones.
Quizás estarás de acuerdo en que los mejores lugares para conseguir la mayoría de los productos que consumes o utilizas para este propósito son los almacenes de cadena o lugares comerciales especializados, sin embargo, los tienes a la vuelta de la esquina.
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Si prestas atención y sales a recorrer la ciudad, notarás que en Bogotá existen diversas especies de plantas que no solo sirven de hogar para la fauna o para aportar oxígeno al ambiente, sino que contienen una cantidad de propiedades y usos que quizás desconoces. Así que, para explicarte mejor, te daremos un tour por el Laboratorio de Bioprospección del Jardín Botánico.
La bioprospección no es nada más que el estudio de las especies vegetales que ayuda a identificar la presencia de sustancias con posibles usos benéficos para el ser humano por sus propiedades medicinales, cosméticas o de uso industrial.
Un laboratorio diseñado para demostrar el uso y aprovechamiento de las plantas vegetales
Al interior del Jardín Botánico se encuentra un completo Laboratorio de Especies y Propagación en el que se realizan diversas líneas de investigación con plantas entre las que se destaca la línea de investigación del Laboratorio de Bioprospección, un lugar mágico en el que se descubre el potencial de cientos de especies vegetales.
Su interior está lleno de frascos de todos los colores y tamaños en los que se encuentran extractos de plantas, muestras vegetales, jabones, geles desinfectantes, cremas corporales, aceites esenciales, ungüentos medicinales, almibares de frutas y aparatos de laboratorio que parecen máquinas del futuro.
La misión del Jardín Botánico es impulsar la conservación y protección de las especies vegetales de Bogotá a través de la demostración de sus usos y propiedades benéficas, además de la propuesta de elaboración de productos derivados que no contienen compuestos químicos o artificiales.
“En la medida en que las personas aprenden a identificar para qué sirve determinada planta, así mismo pueden contribuir a preservarla. Las especies vegetales son muy importantes para la vida y conocer sus beneficios es una razón más que suficiente para cuidarlas”, asegura Doris Gutiérrez, química especializada en investigación fitoquímica del laboratorio.
Durante los últimos 4 años se han investigado en este laboratorio alrededor de 140 especies vegetales que son recolectadas de la zona alto andina de Bogotá, así como del arbolado de las avenidas o lugares como los páramos de Pasquilla, San Francisco o Conejera, ubicados respectivamente en las localidades de Ciudad Bolívar, Sumapaz y Suba.
¿Cuáles son los beneficios de estas plantas?
Una vez se toman las muestras vegetales y estas llegan al laboratorio, el equipo se encarga de hacer una investigación fitoquímica para determinar el uso de cada planta y se dividen en tres categorías como son:
Plantas con propiedades alimentarias
Son aquellas cuyas hojas y/o frutos son comestibles. Pasan por un proceso de análisis de sus valores nutricionales y de su contenido de componentes como proteína o fibra. Luego se determinan maneras de aprovechar la especie como, por ejemplo, transformándola en conserva para alargar su tiempo de vida y consumo.
Algunas de estas especies son las que producen frutales tradicionales como la papayuela, mora, uchuva, agraz, curuba o más exóticos como el poleo arbustivo o el canelo de páramo.
También aquellas que producen tubérculos como la arracacha, cubios, ibias o que producen pseudocereales como la quínoa o la chía y que han sido convertidos por el laboratorio en materias primas aprovechables como harinas con las que diversos chefs han elaborado productos alimentarios como galletas de yacón, torta de quínoa, muffins de arracacha y mezclas compuestas para productos de panadería.
Para conocer más detalles, consulta el especial digital “Biodiversidad Altoandina al plato de todos”, del Jardín Botánico, que impulsa el uso de estas especies a través de la gastronomía y que fue financiado por Colciencias.
Plantas con propiedades cosméticas
Estas plantas se caracterizan por tener diversas potencialidades, la pigmentación es una de ellas pues no solo aportan color para teñir fibras o dar color a los cosméticos, sino que tienen propiedades cicatrizantes y antibacteriales con las que se pueden fabricar geles, cremas corporales, jabones y desinfectantes de superficies.
El canelo de páramo tiene componentes activos que aportan a los cosméticos dos beneficios en un solo producto, humecta y a la vez desinfecta la piel. Es importante destacar que el laboratorio no testea en animales.
Plantas con propiedades industriales
Son las que contienen sustancias que inhiben o que evitan el crecimiento y propagación de microrganismos dañinos para la salud como hongos, bacterias o virus.
También aquellas que tienen potencial medicinal que ayuda a menguar dolencias o enfermedades asociadas a la presencia de organismos bacterianos.
La menta arbustiva es una de esas especies vegetales que el laboratorio ha determinado como benéfica para evitar la propagación de estos microrganismos. Se han elaborado productos como jabones íntimos que atacan hongos llamados candidas, espumas de afeitar para evitar irritaciones en la piel o desinfectantes de superficies para el hogar.
¿Cómo aprender a identificar los beneficios de las plantas vegetales?
La manera como el Jardín Botánico da a conocer estos usos de las plantas es a través de encuentros con las comunidades para enseñar a las personas a fabricar este tipo de productos. De esta manera, no solo aprenden a hacer un uso sostenible de los recursos vegetales, sino que adquieren un conocimiento sustentable económicamente.
“También hacemos publicación de artículos científicos, de libros y cartillas y publicamos convocatorias de capacitación que la gente puede consultar en la en la agenda cultural y académica de la página web del Jardín Botánico”, explica Diana Carolina Corzo, ingeniera agroindustrial e investigadora del laboratorio.