Carlos llevaba días pegado al televisor. Gritaba, saltaba y algunas veces alzaba emocionado a su hija Amalia, de 6 años, cuando el Junior ganaba algún partido.
Ella lo acompañaba de vez en cuando a ver los partidos, pero la verdad, ver fútbol no era el gran plan para Amalia, solo que le gustaba ver contento a su papá.
Prefería darles clases a sus peluches como si fuera su profesora. Los sentaba sobre el tapete y les ponía un pedazo de hojita blanca al frente para que hicieran su tarea, la cual, ella terminaba haciendo.
El día de la final, después del partido, Amalia vio a su papá cabizbajo. Parecía que no lo animaban ni los abrazos que ella le daba con cariño, ni su postre preferido. No entendía cómo la felicidad de su papá, de los días anteriores, se había venido abajo por un partido.
“Es que el Junior perdió la final, mi cielo”, le dijo doblando su camiseta de franjas rojas y blancas y guardándola en el armario.
Al otro día, cuando su papá llegó del trabajo con el maletín pesado y la cara larga, Amalia lo llamó. “Ajá, papá, quiero que veas la tarea que hicieron los peluches”. Carlos esbozó una tímida sonrisa.
“Esta la hizo Pinqui”, le dijo mostrándole una hojita blanca con una bandera de azul, roja y blanca, cuyos colores se salían de la tela.
“Esta la hizo Melcocha”. En el papelito se veía un tiburón con lágrimas comiendo cono.
“¿Y este?” Preguntó su papá. “Es el tiburón del Junior, comiendo helado de coco, tu favorito, para que se sienta mejor”.
Así fueron pasando las 20 tareas que hicieron los peluches. Carlos, además de sonreír, ahora parecía llorar.
“Ajá papi ¿Estás llorando? ¿No quieres ver las otras tareas?”
“Sí, mi cielito, estoy lloran do pero porque estoy contento, muéstrame todas las tareas”.
La última hojita tenía un muñequito grande que sostenía en sus brazos a otro pequeñito. “¿Y este es el América alzando a Junior, como si fuera su hijo?” le preguntó su papá. “No, dijo Amalia, eres tú alzándome, esa fue la tarea que sacó mejor nota, se llama Mi hija me hace más feliz que el fútbol, porque ajá”.
Carlos abrazó a su hija, se quitó la corbata y organizó con ella un octogonal de peluches.
A las 9:30 p. m., Pinqui cobró el penalti que le dio el triunfo a América sobre Junior. Los dos lo celebraron corriendo por la sala.
Por: Fernando Escobar Borrero
Escritor, conferencista y creativo. Correo electrónico: papascreativos@gmail.com Facebook - Papás Creativos, Niños mas Felices
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