Niños con discapacidad auditiva también disfrutan de la música en colegio de Tunjuelito

24·NOV·2015
Sonidos, armonías y percusiones han transformado el mundo de los estudiantes con discapacidad auditiva del colegio oficial San Carlos, donde ocho maestr...
Niños sordos - Portal Bogotá - Foto:educacionbogota.edu.co
Niños sordos - Portal Bogotá - Foto:educacionbogota.edu.co

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Sonidos, armonías y percusiones han transformado el mundo de los estudiantes con discapacidad auditiva del colegio oficial San Carlos, donde ocho maestros les enseñan que no hay límites para sentir, Esta es la Jornada Completa de Bogotá. Esta es la primera escuela de música para estudiantes con discapacidad auditiva del Distrito, en trabajo conjunto con la Orquesta Filarmónica de Bogotá- OFB-.

El colegio está ubicado en la carrera 18 No. 56 A-45 Sur, localidad de Tunjuelito.

Juan Carlos Arias, coordinador de música de la OFB en el colegio asegura que con esta escuela piloto los maestros quisieron afrontar un reto: “que los estudiantes tengan un acercamiento a prácticas musicales a través de la observación e imitación, que vivan experiencias particulares y conformen el ‘Coro de Manos Blancas’, en el que demuestren su talento a través del lenguaje de señas”.

Además de los juegos de percusión, los estudiantes de esta clase sensorial también disfrutan de las grandes obras de la música clásica. Varios parlantes amplifican sus poderosos acordes y los chicos posan sus rostros sobre los pupitres para percibirlos. Es un ejercicio mágico que los deja impresionados: a través de las vibraciones, están escuchando música.
“No puedo describir este momento. Estoy muy feliz de aprender a tocar y escuchar música. Me doy cuenta de que este arte es para todos los seres humanos, pues no tiene límites”, dice Maryuris de la Rosa, estudiante de quinto grado.

Todos los martes, jueves y viernes, Maryuris participa en esta clase de música sin igual en toda Bogotá, en la que ha descubierto que no hay límites para sentir.

Johana Arias, quien enseña a 15 niñas y niños sordos a descubrir el universo de las armonías, diseñó un sistema de comunicación que no está en los diccionarios de señas ni en los manuales de música. Un código de sensaciones y movimientos que los estudiantes apropiaron y que les permite explorar, vivir, sentir y crear música.
“Buenos días niños, vamos a empezar con movimientos del cuerpo”, dice en lenguaje de señas la profe Johana. Ellos responden a sus indicaciones y golpean el suelo con sus pies, aplauden y palmean sus labios con la boca abierta. Un gesto en los rostros de estos pequeños deja claro lo que están sintiendo: felicidad.

En esa misión también se embarcaron los músicos y formadores Laura Cruz, Javier Castro, Carlos Ardila, Mauricio Molano, Carolina Gutiérrez, Noel Rincón y Jefferson Castillo, quienes comparten con Johana y Juan Carlos la pasión de enseñar que no hay imposibles.

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