La Cárcel Distrital, a punto de convertirse en un ejemplo en Suramérica

28·ABR·2016
Visitar la Cárcel Distrital es encontrarse con lo inesperado, pues ante el panorama desolador que se vive en los centros penitenciarios de Bogotá, en es...
La Cárcel Distrital, a punto de convertirse en un ejemplo en Suramérica
Cárcel Distrital - Foto: Prensa Alcaldía Mayor de Bogotá

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Visitar la Cárcel Distrital es encontrarse con lo inesperado, pues ante el panorama desolador que se vive en los centros penitenciarios de Bogotá, en este lugar los derechos humanos son los protagonistas.

Los internos, a pesar de los errores que los condujeron a estar entre barrotes, son tratados como personas y son corregidos por un equipo de profesionales que dedica la mayor parte de su tiempo a brindarles oportunidades, no solo para que aprendan nuevos saberes, también para convertirlos en mejores ciudadanos y así cuando recuperen su libertad, el proceso de resocialización sea menos traumático.

Una pesada puerta de metal separa la libertad del encierro en la Cárcel Distrital, la única penitenciaría de Bogotá para hombres y mujeres. En este lugar el tiempo parece detenerse y solo la calidez humana del personal administrativo y de los 176 guardianes hace que se mitigue la pena de los internos.

Los fríos y largos pasillos del recinto carcelario conducen con suspenso a los pabellones en donde se encuentran gratas sorpresas, inimaginables para una cárcel colombiana. Allí se observan espacios amplios y limpios, con cero hacinamiento.

La capacidad de la cárcel es de 1.028 internos y hay 813, de los cuales 32 son extranjeros. A veces las comparaciones son odiosas, como se dice popularmente; sin embargo, hay casos que lo ameritan. La Cárcel Distrital es un ejemplo de lo que está bien hecho y de que sí se puede crear un centro de reclusión con respeto por los demás, sin importar los delitos que se han cometido. A diferencia de la ‘Distrital’, en donde no existe sobrepoblación, en las cárceles La Modelo y La Picota el hacinamiento supera el 70 por ciento. Una cifra preocupante.

Los internos de la ‘Distrital’ siempre están bien presentados. Lucen su uniforme y jamás se les ve despeinados, pues los hombres acuden a la peluquería, que está dentro de la cárcel, cada mes. Igual pasa con las mujeres que desean cortarse el pelo. A parte de lucir impecablemente, siempre están dispuestos a ocupar el tiempo libre en los talleres de capacitación que se dictan en madera, artesanía, danza, deporte y alfabetización. Esta formación es guiada por profesores del Sena y Canapro, quienes les enseñan a fabricar bolsos, bisutería y prendas de vestir, que son de tan buena calidad, que ya tiene una marca propia: Huizú, que traduce un nuevo comienzo. Estas muestras de productividad son presentadas en ferias artesanales que se realizan a menudo en el centro carcelario.

En la actualidad se desarrolla un proyecto piloto de Teletrabajo en donde se abre la oportunidad para un grupo de 50 internos, quienes ya fueron capacitados para poder trabajar vía internet. Para ello, la cárcel cuenta con un 'Punto Vive Digital' del Ministerio de las TIC, con el que se busca, según Nalda Suárez, privada de la libertad hace 20 meses, “concretar el apoyo de la empresa privada para iniciar y comenzar a recibir un sueldo”.

“Aquí permanentemente se tiene en cuenta al ser humano, no al delito que éste cometió. Lo que buscamos es que la gente durante su estadía aquí tenga condiciones dignas y que aproveche el tiempo aprendiendo un arte o practicando un deporte”, afirma la directora de la Cárcel Distrital, Sonia Peñón.

Para guiar la situación legal, los 484 internos sindicados o los 329 condenados gozan del acompañamiento jurídico conformado por dos abogados, quienes se ocupan de atender las inquietudes y consultas de los internos sobre el avance de sus procesos. “Para los condenados se tramita con el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario, Inpec, el traslado a un penal y se abre cupo para recibir más indiciados. La cárcel cuenta con un cónsul de derechos humanos que recibe las quejas y les da tramite ante la dirección”, cuenta Ana Vanegas, responsable del grupo jurídico.

La seguridad en la cárcel no solo es apoyada por los guardas de vigilancia, también por un sistema de última tecnología que coordina la apertura y el cerramiento de las pesadas puertas que separan los pabellones y los diferentes espacios. Al ingresar a la cárcel, lo primero que se ve es el Centro para la Mitigación de Sustancias Psicoactivas, un pabellón en donde 140 internos reciben atención especializada por parte de un equipo de terapeutas, médicos, psicólogos y trabajadores sociales de la Secretaría de Salud que pretenden calmar la ansiedad de los consumidores y así evitar el deterioro de su salud.

Para reforzar la mitigación del consumo de sustancias psicoactivas, la Cárcel Distrital implementó este año una unidad canina compuesta por tres guías y tres perros, 'Baco' de 16 meses, 'Thor' de 20 y 'Ada' de 18. Estos perros fueron adiestrados en la Escuela de Guías de Facatativá, que vigilan durante las visitas para impedir el ingreso de droga.

Adicional al tratamiento para mitigar el consumo de alucinógenos, la Distrital cuenta con una Unidad Básica de Atención (UBA - Hospital de San Cristóbal) que presta servicios de primer nivel en prevención y promoción en salud mediante atención médica y odontológica, con procedimientos de primeros auxilios y medicamentos determinados en el Plan Obligatorio de Salud (POS).

Bajo el programa 'Cuál Es Tú Parche', instituciones educativas visitan frecuentemente la cárcel para obtener testimonios de vida de los internos hacia los estudiantes, en donde se recalca no caer en el delito y valorar el don preciado de la libertad. El Cuerpo de Custodia y Vigilancia le apuesta más al trato humano y digno con los internos que a ser unos 'Rambos'. Se busca preservar el orden y la integridad de los internos, visitantes y personal administrativo con respeto y sensatez, comenta José Ordóñez, coordinador de la seguridad.

Continuamente en la cárcel se validan los procesos que se aplican en la Atención Integral Básica a los privados de la libertad, motivo por el cual la Cárcel Distrital esta certificada por el Icontec con el ISO 9001 de 2008 y la NSTGP 1000 de 2009. Por todas estas buenas prácticas, está a punto de convertirse en el primer centro carcelario de Suramérica en recibir la acreditación internacional por parte de la Asociación Americana de Correccionales lo que la convierte en un modelo a seguir.

La visita técnica de las autoridades carcelarias carcelarias se realizó el pasado 11 de abril, en donde se evaluó si se cumple parcial o totalmente los protocolos para otorgar la certificación. De obtenerla, la cárcel se beneficiaría con mejores sistemas de vigilancia, incrementaría las capacitaciones para guardianes y personal administrativo y reforzaría los programas para evitar la vulneración de los derechos humanos así como los de capacitación.

Algo de historia…

La 'Distrital' como se le conoce en la jerga de los internos fue creada por acuerdo del Concejo el 17 de mayo de 1934, su construcción fue terminada e inaugurada en 1938, contaba con siete pabellones y su capacidad era para 450 personas.

Con el paso de los años esta edificación se volvió vieja e inapropiada para albergar presos, allí lo que se veía era hacinamiento e insalubridad. En esa cárcel era más fácil para un interno 'volarse' por unos muros bajos y agrietados hacia las casas del barrio Calvo Sur que quedarse allí.

A finales de 1999, siendo alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, se dio la renovación del nuevo centro carcelario que contó con una inversión de 16 mil millones de pesos. La nueva edificación se transformó en un enorme búnker con cuatro garitas de 12 metros de alto que se asemejan a torres de control de un aeropuerto. Ampliando su capacidad para 1.032 internos distribuidos en 6 pabellones rebautizados: Esperanza, Básico, Autonomía, Transición, Opción, y Libertad.

Otro de las prácticas llamativas al interior de la cárcel es la preparación de los alimentos que consumen los internos durante el día. Este proceso cuenta con todos los estándares de higiene necesarios y menús balanceados, supervisados por nutricionistas y bajo las órdenes del contratista encargado del suministro de las tres raciones diarias.

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