Mientras amasan, baten y hornean, estos jóvenes que han estado en conflicto con la ley o están en riesgo de vincularse al delito, generan nuevas oportunidades para su vida.
“Queremos solucionar los problemas que hemos tenido, rehacer nuestra vida y cambiar nuestra forma de ser”, fueron las palabras de Mateo* mientras preparaba una salsa boloñesa que acompañaría los raviolis y demás alimentos que él y sus compañeros estaban cocinando.
Cuando tenía 16 años, Mateo se vio envuelto en conflictos con la ley por algunas decisiones que tomó en su vida. A partir de este momento, recibió acompañamiento y orientación a través del programa de Justicia Juvenil Restaurativa de la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia.
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Hoy, él y más de 30 jóvenes en condiciones similares, o que están en riesgo de vincularse al delito por el entorno en el que viven, le han dado un nuevo rumbo a sus vidas cambiando las calles por una cocina y un delantal.
“La verdad me gusta mucho, con este curso podemos salir a trabajar en un restaurante o incluso poder crear nuestro propio emprendimiento. A mi me gustaría trabajar, por ejemplo, en un crucero”, mencionó otro de los jóvenes que cocinaba.
Este tipo de talleres son la manera en la que, desde la Dirección de Responsabilidad Penal Adolescente de la entidad, se busca que mientras estos adolescentes continúan sus procesos con la ley, obtengan herramientas laborales que les permita tener la posibilidad de buscar una opción laboral cuando su proceso culmine.
También permite que se alejen de los entornos que pueden ser perjudiciales y así evitar que incidan en delitos.
Son más de 450 los jóvenes que este año han realizado diferentes actividades como confección de calzado, cocina y estudiar el bachillerato. Próximamente, se abrirá una nueva oferta en barbería y tatuaje para seguir capacitando a esta población.
*El nombre del menor de edad se cambió para proteger su identidad. Historia cortesía de la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia.
