En ‘Bogotá, mi Ciudad, mi Casa’ destacamos los relatos e historias de los habitantes de esta gran casa que han forjado su proyecto de vida, pese a ser oriundos de otras ciudades o regiones del país.
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Luis Enrique Beleño llegó a Bogotá con un objetivo claro: encontrar mejores oportunidades laborales y complementar su formación académica. Dejó atrás Barranquilla y su carrera de medicina en la Universidad Metropolitana, con la esperanza de que la capital le brindara una oportunidad de mejora a su vida laboral.
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Su primer paso en el sector salud fue en la Cruz Roja Colombiana, una organización que lo acogió durante once años. En este entorno, Luis Enrique desarrolló habilidades críticas en la gestión de emergencias y desastres, adquiriendo una experiencia que sería invaluable en su futuro. Este rol fue su entrada al mundo del trabajo en la capital, donde cada día era un nuevo reto, pero también una oportunidad para crecer.
Después de más de una década en la Cruz Roja, dio un salto significativo al unirse a la Secretaría de Salud (SDS), en la Subdirección de Gestión del Riesgo en Emergencias y Urgencias. Aquí, su responsabilidad se amplió: planificación, preparación y respuesta ante emergencias y desastres en una ciudad que nunca duerme. Su labor es constante, 24 horas al día, siempre listo para actuar en cualquier situación crítica. Durante 18 años, este ha sido su campo de trabajo, primero como contratista y luego como empleado de planta, consolidando su carrera en un entorno exigente y vital para la seguridad de Bogotá.
El proceso de adaptación a la vida en la capital no fue sencillo. El frío de Bogotá, tan diferente del calor de Barranquilla, fue solo uno de los muchos cambios a los que tuvo que acostumbrarse. Desde la forma de hablar hasta la dinámica de trabajo, todo era distinto. Sin embargo, con el tiempo, Luis Enrique dominó estos desafíos, encontrando en Bogotá no solo un lugar de trabajo, sino un lugar para vivir y crecer.
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Hoy, Luis Enrique reconoce que todo lo que ha logrado, tanto en su carrera como en su vida personal, se debe a las oportunidades que ‘Bogotá, mi Ciudad, mi Casa’ le ofreció. La capital transformó su calidad de vida, le dio un espacio para desarrollarse profesionalmente y le permitió convertirse en el médico que siempre quiso ser. “No me cambio de Bogotá por nada”, afirma, sabiendo que aquí encontró su lugar, su propósito, y la comunidad que lo respalda.