'Chicas súper poderosas', mujeres que hacen parte del sector movilidad de Bogotá

8·MAR·2021
Portal Bogotá rinde homenaje a cuatro valiosas e inteligentes mujeres que hacen parte de la fuerza laboral del sector movilidad de Bogotá.
Reconociendo a las mujeres luchadoras del sector Movilidad
Reconociendo a las mujeres luchadoras del sector Movilidad. FOTO: Archivo Particular

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Este 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer y sin lugar a dudas es una jornada que traspasa las fronteras al recordar la lucha de las mujeres hace ya más de 100 años por lograr la igualdad de género en la sociedad y en el desarrollo de la persona.

Cada año hay millones de mujeres que son ejemplo de inspiración por su esfuerzo y lucha por la igualdad de género.

Portal Bogotá destaca la vida de cuatro valientes mujeres que hacen parte de la fuerza laboral del sector movilidad de Bogotá. Mujeres que son fuente de inspiración y motivación que, por su esfuerzo, tenacidad, constancia y superación, han logrado salir adelante con sus familias. 

Érica Cómbita: Operadora de un bus del Sistema Integrado de Transporte Público-SITP

Es una mujer emprendedora, no le tiene miedo a nada y siempre permanece con una sonrisa para ofrecerle a las personas. Hace tres años trabaja como operadora zonal conduciendo un bus del SITP. No le quedan grandes las lomas de la localidad de Ciudad Bolívar por las que tiene conducir. Se las ingenia siempre para sortearlas sin ningún peligro.

Erica Combita

Con hijas gemelas de 9 años y un hijo joven adolescente de 16 años, Érica, madre cabeza de familia, sale todos los días a trabajar desde el barrio Bellavista, Zona Quinta en la localidad de Usme, con todos los cuidados requeridos para no contagiarse del COVID-19.

Cuando conduce se siente en su medio, dice que es el oficio que le gusta hacer, “es algo que llevo dentro de mi; me apasiona sentarme detrás del volante”, comenta con entusiasmo.

Por la necesidad de llevar a sus hijas diariamente al colegio y por las dificultades que siempre se le presentaban en el transporte público, tomó la decisión de aprender a conducir ella misma y facilitar el trasporte de sus hijas en su pequeño carro particular.

Tiempo después, le entró el gusto por la conducción de vehículos más grandes y se enroló a la empresa Suma de TransMilenio para conducir uno de los buses azules, proceso de vinculación bastante complejo y a pesar de ser un gremio de hombres, logró demostrar que era la mejor y ahí está donde le corresponde y lo hace con todo el corazón.

¡Uy, Una mujer manejando!, ¡Vamos más seguros!, son algunos de los comentarios que le dicen a Erica cuando las personas se suben al bus y se dan cuenta que la que está detrás del volante es una mujer.

Hay señoras que se suben al bus y me dicen: la admiro porque realmente no es fácil. Es muy gratificante y me llena de orgullo, dice Érica.

Lo más difícil de su trabajo, no son los pasajeros, son los demás conductores con los que ella comparte la carretera. Cuando se dan cuenta que es una mujer la que está al volante, la atacan con palabras despectivas, a lo cual Érica hace caso omiso y sigue como si nada estuviera sucediendo.

En su tiempo libre a Érica le gusta leer, bailar y estar con sus hijos; en cuanto a comidas le gusta comer de todo, pero especialmente la carne asada.

Érica hace una invitación a otras mujeres para que se vinculen al Sistema Integrado de Transporte Público porque allí donde trabaja dan oportunidad a las mujeres. “El hecho de ser mujer nos pone en un lugar diferente. Nos dan más privilegios en el horario. ¡Sí se puede!", afirma Érica.

Rosa Mesa: Auxiliar de Tráfico de la Unidad de Mantenimiento Vial - UMV

Rosita, como le dicen sus compañeros de trabajo, es Auxiliar de tráfico de la Unidad de Mantenimiento Vial, lleva siete años desempeñando su labor con un amor y ternura que se nota cuando se habla con ella.

Rosa Mesa

Se levanta todos los días a las 4:00 de la mañana y comienza a hacer el almuerzo para dejarlo listo para sus hijos. Desde la localidad de Bosa sale todos los días para llegar a su trabajo a las 9:00 am. Siempre la rotan por toda la ciudad dependiendo de los trabajos de la UMV en las distintas calles de Bogotá y llega a su casa entre las 5:30 p.m y las 7:00 pm.

Al terminar su jornada laboral, llega a casa y descansa media hora para luego continuar su trabajo de ama de casa realizando los quehaceres domésticos y tener lista la comida de sus hijos para que cuando ellos lleguen encuentren todo preparado. “No hay descanso porque no faltan las tareítas de la casa”, dice. El único día libre que tiene es el domingo y sin embargo, sigue trabajando en su casa haciendo el aseo y otras labores de cuidado.

Por cosas de la vida terminó trabajando como auxiliar de tráfico. Llevaba 18 años en una fábrica automotora donde fabrican cinturones de seguridad para autos y silletería y en  en una oleada de despidos, se tuvo que ir por su edad. Su amiga, quien ya trabajaba como auxiliar de tráfico, la ayudó a entrar al Instituto de Desarrollo urbano - IDU, donde trabajó por cuatro años como auxiliar de tráfico.

Después se vinculo a la Unidad de Mantenimiento Vial, donde ya lleva siete años. 'Rosita', como le dicen sus seres queridos y compañeros, vive con sus dos hijos, un hijo de 29 años y una hija de 24, que afortunadamente cuentan con sus propios trabajos y, por ende, se colaboran entre los tres con los gastos de la casa.

Todos sus compañeros de trabajo son hombres, por consiguiente, es la consentida de todos.

Me la llevo muy bien con mis compañeros, nadie se ha pasado conmigo y los ingenieros e inspectores me tratan con respeto, me dicen ¿cómo estás Rosita?, afirma riéndose.

Rosa Mesa
<em>Rosa Mesa</em>

Rosita ama su trabajo, todos los días llega con entusiasmo a desempeñar su labor con amor, le sale del corazón. “He logrado mantenerme en la UMV, le he tomado mucho cariño a lo que hago”.

Sin embargo, existen unos riesgos que, como auxiliar de tráfico debe sortear. Por el hecho de ser mujer algunos conductores no respetan las indicaciones que ella les da. “Los conductores son muy pasados, no respetan el PARE y el riesgo es que en algún momento uno salga accidentado”, asegura, aunque "algunos se disculpan cuando se percatan de que soy una mujer", concluye.

Hoy en día en las obras hay pocas mujeres como auxiliares de tráfico. "Le doy gracias a Dios-dice- porque tengo trabajito y puedo mantener mi hogar”.

El consejo de Rosita para que otras mujeres se animen a trabajar como auxiliares de tráfico es el de perder el miedo a trabajar con hombres. “Hay que pensar con la cabeza. Si me veo necesitada y requiero trabajo y sé que voy a trabajar en medio de hombres pues uno se tiene que hacer respetar. Y si no hay experiencia en la labor que vas a desempeñar, en la UMV, por ejemplo, ofrecen capacitaciones para ser excelentes auxiliares de trafico”.

No he tenido barreras para entrar a trabajar a la Unidad de Mantenimiento Vial. “Ha sido una experiencia muy bonita, tengo muy buena relación con mis compañeros de trabajo, con la ciudadanía, entonces le tomé mucho amor y cariño a mi trabajo”, puntualiza.

Viviana Delgado: directora de Operaciones - TransMilenio Área de Gran Américas Fontibón

Hace seis años Viviana Delgado decidió venir a Bogotá desde Bucaramanga con una maleta cargada de sueños. Buscaba nuevas oportunidades en la capital del país y llegó con el firme propósito de encontrar trabajo y quedarse en la ciudad. “Llegué con mucho miedo, pero afortunadamente llegué a una muy buena empresa”, dice.

Viviana Delgado

Después de intentar y golpear algunas puertas logró vincularse a TransMilenio como profesional de calidad donde tuvo la oportunidad de aprender sobre diferentes los procesos de la empresa y se apasionó por el transporte de pasajeros.

Tuvo la oportunidad de estudiar Ingeniería Industrial en la Universidad Pontificia Bolivariana de Bucaramanga,  lo que le permitió ascender a jefe de operaciones y luego a directora de operaciones de la primera empresa de buses eléctricos de Bogotá.

Su horario de trabajo es diferente todos los días; a veces debe comenzar a las 3:00 a.m y terminar su jornada laboral hasta media noche cuando es el cierre habitual de Transmilenio.

Lo más difícil de su trabajo es tener a cargo la vida de muchas personas.

Yo tengo a cargo 200 operadores y a su vez, ellos a tienen a su cargo los usuarios de Fontibón. Entonces esa responsabilidad hace que mi trabajo se importante, afirma Viviana.

Por otro lado, lo más interesante de su trabajo es el aprendizaje diario. Dice Viviana que “el trabajo es muy dinámico, todos los días pasan cosas distintas, son diferentes, entonces aprendo cosas nuevas a diario. Además, me relaciono con muchas personas, operadores, compañeros de trabajo y coordinadores. El hecho de que todo sea tan dinámico es muy interesante”.

Aunque el gremio del transporte público es liderado mayormente por hombres, la relación de Viviana con sus compañeros de trabajo es muy buena debido a la cultura organizacional de la empresa ya que “está enfocada al respeto, entonces aquí todos somos iguales, somos una familia y todos nos respetamos mucho”.

En su tiempo libre escucha música, le encanta el pop y artistas como Calamaro, Fonseca, Andrés Cepeda y Gustavo Cerati. Le encanta comer sushi. También disfruta la lectura sobre culturas y le encanta organizar viajes, buscar tiquetes, hoteles y todo lo que un viaje conlleva. Viviana vive con su esposo en la localidad de Suba y aún no tiene hijos.

Viviana les da un consejo a las mujeres que quieren entrar a la fuerza laboral y es el de no ponerse barreras.

Nosotras estamos en la capacidad de tener cualquier tipo de cargo, ya sea técnico, operacional o directivo. Entonces las barreras nos la ponemos nosotras mismas, Viviana Delgado.

El gran ejemplo es que en el Área de Gran Américas Fontibón, todas las líderes de la empresa son mujeres: la directora de Mantenimiento, la directora de Contabilidad, la directora de Gestión Humana y ella, como directora de Operaciones.

Viviana propone dos cosas importantes para animar a las mujeres a trabajar en el sector de transporte público: "primero, que le contemos más a las mujeres como trabajar en el sistema y en transporte. Como hay muchos hombres nos ponen la barrera de que ese tema es solo para hombres. Nos toca difundir mucho más nuestras experiencias trabajando en el sistema para que las demás mujeres se animen; y segundo, brindar oportunidades de estudio para conducción de buses y vehículos grandes".

“Por ejemplo, tenemos solo dos operadoras aquí en Gran Américas Fontibón, pero están aquí porque los papás eran conductores o aprendieron en la casa con el tío. Falta más formación para que las mujeres se puedan involucrar más en el tema de transporte”.

Libia Ramírez: Conductora de Taxi

Vive en el barrio Bochica, en la localidad de Engativá. Lleva 17 años conduciendo taxi. Le gusta el trabajo de taxista, le encanta conducir y lo más interesante de su trabajo es que puede compartir con las personas y  prestar un servicio, como por ejemplo, cuando lleva personas de la tercera edad o en persona en condición de discapacidad, entonces lo que más le gusta es el servicio que le presta a la comunidad.

Libia Ramirez
<em>Libia Ramírez</em>

“Lo que menos me gusta de trabajar como taxista son las congestiones en las vías. Sobretodo los viernes y los sábados el tráfico es súper pesado”, dice Libia.

La rutina diaria de Libia comienza a las 4:00 am cuando se levanta y se arregla para salir de su casa a las 6:00 a.m, a acompañar a su hija a tomar el bus para ir al trabajo y luego empieza su labor de taxista a las 6:30 a.m. Después va a donde su mamá, almuerza con ella entre 12:30 m y la 1:00 pm. y termina sus labores a las 5:00 pm.

“Llego a mi casa -comenta- y me pongo a organizar lo que esté mal puesto, hago un cafecito, descanso un rato, veo televisión, preparo la comida y me voy a dormir”.

Ella trabaja de lunes a sábado (entre semana descansa un día por el pico y placa).  El domingo hace las labores de la casa, lava la ropa y a hace el almuerzo. Vive con su esposo y entre los dos manejan la economía del hogar.

En cuanto a las ganancias del taxi, le da a la mamá una parte porque la mitad del carro es de ella.

Ahorita ha estado complicado el trabajo por el tema de la pandemia porque la gente trabaja desde casa, entonces ya no están tomando taxi y además porque hay muchos carros particulares trabajando con aplicaciones de celular por lo que ha bajado mucho el ingreso, afirma Libia.

“Cuando conduzco los hombres son mucho más corteses que los propios colegas. De por si, los conductores de vehículos particulares no quieren mucho a los taxistas, creen que todos los que manejan taxi son hombres y tratan de ser bruscos con uno, pero cuando se dan cuenta que es una mujer la que va conduciendo, son más amables y respetuosos”, añade.

Libia es terapista ocupacional de profesión. Ha tenido la oportunidad de trabajar con niños con discapacidad mental, niños con problemas de aprendizaje, también en psiquiatría y alcoholismo. También trabajó con jóvenes con problemas de conducta. “Ese trabajo me gustó mucho, trabajé muy rico. Si tuviera la oportunidad me gustaría trabajar en mi profesión, pero no he podido encontrar trabajo en mi área”.

Libia representa a miles de mujeres luchadoras que día a día se ganan la vida con su trabajo y empeño para salir adelante en medio de las adversidades y luchas diarias. Según el DANE, las mujeres son las que más trabajan y menos ganan.

Apoyemos su trabajo y esa lucha por la igualdad de género que por tantos años las mujeres han peleado con amor. Colombia merece tener mujeres tenaces que hagan gran parte de la fuerza laboral del país.