Mientras que para muchas niñas, niños y adolescentes las vacaciones aún no terminan, los 13 Centros Amar de la Secretaría Distrital de Integración Social no interrumpieron la atención por la época de fin de año y, ahora, refuerzan las acciones para el regreso a las actividades académicas.
El Centro Amar Chapinero, en el norte de Bogotá, es uno de ellos.
En esta unidad operativa, que a diario recibe cerca de 80 niñas, niños y adolescentes, sus cuidadores y cuidadoras prefieren dejar, durante sus jornadas laborales, el cuidado de sus hijos e hijas en manos de los profesionales adscritos a estos espacios para evitar su exposición a riesgo de acompañamiento laboral o trabajo infantil.
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A continuación, el tuit de la Secretaría Distrital de Integración Social sobre las actividades del Centro Amar Chapinero.
#PorLaNiñez 👶 Desde el Centro Amar Chapinero, niñas, niños y adolescentes participan en refuerzos escolares, incorporando lúdica y juego🪀 para generar aprendizajes significativos por el pronto retorno a las actividades académicas. pic.twitter.com/hkC1z60ciQ
— Secretaría Distrital de Integración Social (@integracionbta) January 11, 2023
Retorno a los hábitos y rutinas
Si bien, en la temporada de fin de año las actividades se enfocaron en salidas pedagógicas en las que el juego fue el protagonista, esta vez, y de cara al inicio de actividades académicas de muchos de ellos, las acciones se basan, según Zuley Chávez, psicóloga del Centro Amar Chapinero, en fomentar el retorno a los hábitos y rutinas.
“Ellas y ellos tuvieron un periodo de vacaciones en donde hicieron actividades totalmente diferentes, pero es importante hacer en esta semana previa, al ingreso de la etapa escolar, las rutinas y retomar temas de lectura, procesos matemáticos, resolución de conflictos que es tan importante al momento de ingresar a nuevos contextos”, explicó la profesional.
Desde la actividad física desarrollan circuitos para trabajar la toma de decisiones y generar habilidades para el trabajo en equipo, reforzando la memoria y la lógica, y la primera infancia participa del juego de opuestos, con el que relacionan palabras a través de láminas ilustrativas, reconociendo el lenguaje y la escritura.