Acandí es un municipio del Chocó, ubicado en la frontera con Panamá, donde el Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud, Idipron, tuvo activa una de sus sedes fuera de Bogotá.
Hasta ese remoto y turístico lugar del Golfo de Urabá fue llevado en 2011 Maicol Esteven Martínez Velásquez, un niño que habia sido internado por su abuela en una sede de Idipron en Bogotá para evitar que su vida se desperdiciara en las calles.
"No tenía malos pasos ni vicios"
“Cuando me internaron no tenía malos pasos ni vicios. Mi vida era un poquito dura, fue más que todo por prevención de mi de mi abuela porque nosotros vivíamos con mi papá. Mi mamá, cuando mis padres ya se habían separado, vivía en el Llano. A mi papá le gustaba beber y nos dejaba encerrados mucho tiempo, entonces nosotros estuvimos propensos a coger malos pasos”, cuenta Maicol.
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A continuación, una foto de Maicol Martínez en el sitio donde adelanta sus entrenamientos.
En la finca de Acandí; gozando de unos cómodos dormitorios, una piscina y talleres de ebanistería y mecánica para su instrucción, los jóvenes iniciaban su proceso. “La experiencia cuando recién empecé fue muy fuerte porque fueron tres meses en los cuales yo no supe nada de mi familia, súper alejado de todos ellos, sin comunicación y ya después se lograron comunicar. Eso fue algo duro, pero fue una experiencia muy bonita”, recuerda con un poco de tristeza y alegría.
Maicol conoció el mar en Acandí, Chocó
Oyendo el rumor del Caribe pasó unas largas y amargas noches que después de 3 meses se convirtieron en placenteras por esa nueva relación con el mar, al que nunca antes había visto, pero del que pudo disfrutar en sus tiempos de ocio.
Maicol estuvo seis meses en Acandí, de donde regresó a Bogotá para seguir construyendo su incipiente vida -tenía 11 años- en la UPI Arcadia donde descubriría un deporte que le dio un nuevo vuelco a su existencia: el jiu-jitsu, una disciplina legendaria, de origen nipón, basada en la defensa sin armas con unas técnicas tomadas de los métodos de batalla de los bushi –guerreros japoneses clásicos- que enfrentaban a los samuráis, que usaban armaduras.
“Me gustó porque, aparte de valores, enseña cosas buenas y me enseñó a ser fuerte en mi vida cotidiana, en todo lo que hacía, en mi diario vivir. Fue un cambio de vida total”.
En seguida, una foto de Maicol Esteven Martínez acompañado por jóvenes del Idipron.
Múltiple campeón nacional de jiu jitsu
Durante 6 años, el deportista bogotano, con llaves, estrangulaciones, sumisiones y controles en el suelo, fue fortaleciendo la práctica del jiu jitsu y con él su mente hasta llegar a ser campeón nacional con participaciones internacionales en Brasil y un mundial en Rumania. Unos logros en los que no deja de reconocer el valor del trabajo que con él adelantaron en Idipron, en particular los profesores Edwar Rodríguez y Luis Laverde, quienes le inculcaron, no una llamita, sino un fuego que todavía resplandece en su interior.
Hoy, con 25 años, y después de haberse alejado de su querido deporte, volvió con más ánimos y con ganas de transmitir todo su conocimiento y experiencia a jóvenes que, como él, encontraron en el Idipron una oportunidad para cimentar un proyecto de vida.
He aquí, una foto de Maicol Martínez en la premiación de una competencia en Cali.
Por ahora Maicol es voluntario, pero de acuerdo con Alirio Amaya, coordinador de Deporvida, la idea es incorporarlo a esa estrategia que está fortaleciendo los procesos deportivos del instituto. “Lo que se ha hablado con Carlos Marín, el director de Idipron, es que Maicol haga parte del equipo de trabajo de Deporvida porque para nosotros es muy importante poder contar con él, con su experiencia y con todos los valores que lo distinguen”.
Sus hijos y sus compañeros serán sus mejores alumnos
Otra motivación, su gran motivación, por estos días es quedarse con la custodia de sus dos pequeños hijos, de 3 y 5 años, a los que también quiere inculcarles el deporte que lo marcó por siempre. “¡Uuyyy!, cómo hubiera querido que mis papás, desde chiquito me hubieran metido en este deporte. Entonces como no fue así, eso es lo que quiero hacer con mis bebés; quiero meterlos en el deporte para que más adelante…mejor dicho ellos van a ser mis mayores alumnos”, recalca y sueña.
En seguida, una foto de Maicol Martínez en una de las Unidades de Protección Integral,UPI, de Idipron.
Maicol vive solo en un ‘apartamentico’ en la Aurora II, en la parte baja de Usme, desde donde todos los días se desplaza en bicicleta a su trabajo en una fábrica de confecciones en la que trabaja de 6:00 a.m. a 2:00 p.m. Las tardes las dedica a entrenar en El Tunal, a sus hijos y a sus compañeros de vida del Idipron con los que ha compartido sus sueños de un futuro mejor.
Todo, gracias a un presente que está labrando, enfocado en el jiu jitsu, el deporte con el que espera transformar otras vidas, así como lo hizo con la suya. “Prácticamente, siento que para eso fue a lo que yo vine a este mundo: para ayudar a otras personitas y darles como esa misma oportunidad que en algún momento me brindaron a mí porque de ahí pueden salir muchísimas cosas buenas”, promete.
A continuación, un video de YouTube con una entrevista a Maicol Martínez que puede verse a partir de los 19 minutos y 30 segundos.