El Parque Nacional de ‘Bogotá, mi Ciudad, mi Casa’, es un gigante verde ubicado en las faldas de los cerros orientales, que huele a historia. Fue construido en los predios de una finca llamada Tejar de Alcalá, cerca al antiguo campo de deportes de La Magdalena.
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El presidente Enrique Olaya Herrera, uno de sus promotores, lo inauguró en 1934 y así se convirtió en el segundo parque más antiguo de la capital. De sus 283 hectáreas, 269 corresponden a la reserva forestal donde nace el río Arzobispo.
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Su parte urbana, de 14 hectáreas, fue diseñada en forma de un triángulo que apunta a los cerros por medio de senderos y jardines. Allí habitan monumentos históricos como la escultura del líder liberal Rafael Uribe Uribe y el reloj donado por el gobierno de Suiza.
En una época albergó un parque de atracciones mecánicas, conocido como la Ciudad de Hierro, además de un pequeño zoológico. En 1985, los juegos llegaron a su fin y los animales fueron trasladados al zoológico de Santa Cruz.
Con el paso de los años, a los miles de árboles que residen en este ícono bogotano de la localidad de Santa Fe les llegó una nueva compañía: varias canchas de fútbol, tenis, hockey, voleibol y patinaje que le dieron un nuevo toque deportivo.
Este corredor ecológico es una parada obligatoria para los turistas nacionales e internacionales. Además de disfrutar del verde y la oferta deportiva, se deleitan con las muestras gastronómicas típicas que son vendidas en 16 casetas y dos restaurantes.
La belleza del Parque Nacional empezó a palidecer en septiembre de 2021. Más de 1.000 indígenas Émbera se instalaron en varias de sus zonas verdes y habitaron en cambuches durante casi ocho meses.
El Distrito destinó varios meses para recuperar el parque. Por ejemplo, el Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis tuvo que plantar 120 nuevos árboles y arbustos en varios de sus polígonos y recuperar el suelo en cerca de 3.000 metros cuadrados.
Sin embargo, el proceso de recuperación de sus coberturas vegetales se vio interrumpido por un nuevo asentamiento de los embera en octubre de 2023. Más de 700 indígenas volvieron a montar sus cambuches en las zonas que fueron reverdecidas.
A comienzos de septiembre de 2024, luego de llegar a varios acuerdos con el Gobierno nacional, las 280 familias Emberá salieron del parque para retornar a sus territorios en los departamentos de Chocó y Risaralda.
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Un nuevo reverdecer para el Parque Nacional
Con la salida de los indígenas, el Parque Nacional fue cerrado por el Distrito. Una extensa polisombra verde fue instalada para evitar el ingreso de los vendedores, deportistas y amantes de la naturaleza.
Los únicos que tenían autorización para entrar al lastimado ícono bogotano eran los funcionarios de las entidades distritales. Durante varias semanas, personal de la Secretaría de Salud (SDS) fumigó la zona para controlar la desbordada población de roedores y otros vectores.
Luego de esta actividad, el turno fue para los ingenieros y operarios del Jardín Botánico de Bogotá (JBB). La inspección ambiental no fue positiva: árboles quemados y cortados, jardines totalmente marchitos y un suelo sin muestras de vida.
El diagnóstico del JBB arrojó que se debían plantar 130 nuevos árboles y arbustos, reverdecer 360 metros cuadrados de jardines y recuperar el suelo en una zona de aproximadamente 1,2 hectáreas.
“Varios de los árboles plantados en 2022 desaparecieron. Los individuos adultos también se vieron afectados por quemas, cortes, puntillas y cuerdas para el montaje de los cambuches de los Emberá”, aseguró Germán Darío Álvarez, subdirector técnico operativo del Jardín Botánico de Bogotá.
El equipo de Manejo Integrado de Plagas y Enfermedades (MIPE) fue el primero en intervenir. Durante una semana, más de 520 árboles adultos recibieron tratamientos fitosanitarios como aspersión foliar y cicatrización.
“A los árboles afectados por cortes, puntillas y cuerdas les aplicamos un cicatrizante para evitar el ingreso de hongos, insectos y bacterias. Con la aspersión foliar les suministramos nutrientes para que recuperen su follaje”, dijo el ingeniero Gustavo Ardila.
Las palmas de cera también se vieron perjudicadas durante el asentamiento de los embera. “Les retiraron las hojas e hicieron cortes desiguales. A todas les aplicamos cicatrizantes”, complementó el experto del grupo MIPE.
En las zonas más impactadas del Parque Nacional durante la presencia de los embera, que abarcan cerca de 1,2 hectáreas, el JBB aplica un chipeado (residuos de las talas) para nutrir y recuperar el suelo.
“En estas áreas vamos a plantar los nuevos 130 árboles y arbustos de 16 especies, la mayoría nativas. A la fecha hemos aplicado 30 metros cúbicos de chipeado”, informó Laura García, ingeniera del grupo de arbolado joven del Jardín Botánico de Bogotá.
El Parque Nacional contará con nuevas zonas de jardines. El Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis decidió recuperar totalmente la jardinera que rodea el emblemático Reloj Suizo y reverdecerá varias zonas verdes alrededor del principal camino de ingreso.
“Vamos a consolidar jardines biodiversos en 360 metros cuadrados del parque. Contarán con especies que les brindarán alimento a los polinizadores”, apuntó Claudia Aponte, ingeniera del grupo de jardinería.
Primera plantación
El pasado jueves 24 de octubre de 2024 en horas de la mañana, el Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis lideró la primera jornada de plantación en el Parque Nacional, una actividad que contó con la participación de más de 10 entidades del Distrito.
La meta era plantar 88 nuevos árboles y arbustos de 16 especies en varios de los polígonos del parque, como alcaparro enano, hayuelo, abutilón, sietecueros, guayacán de Manizales, roble, pino romerón, caucho, gaque y cedro.
María Claudia García, directora del JBB, reunió a los futuros plantadores para informarles sobre la importancia de recuperar las coberturas vegetales de este parque, un ícono de la ciudad que ya suma 90 años de vida.
“Este parque hace parte central de un corredor que nace en los cerros orientales y conecta al oriente y occidente de la ciudad con otros sectores como la ronda del río Arzobispo, el Parkway, el Parque Simón Bolívar y el Jardín Botánico”.
Según García, este corredor es de suma importancia para la biodiversidad de la capital. “Por él se desplazan las aves y los polinizadores, quienes encuentran refugio y alimento en todas las especies forestales que lo conforman”.
Durante más de dos horas, jóvenes de entidades como la Alcaldía Local de Santa Fe, Secretaría de Gobierno (SDG), Departamento Administrativo de La Defensoría Del Espacio Público (DADEP), Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (IDIPRON) e Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal (IDPAC) ayudaron a reverdecer el Parque Nacional con la asesoría de los ingenieros y operarios del JBB.
Los plantadores conocieron una de las nuevas tecnologías que utiliza el Jardín Botánico de Bogotá para propagar los árboles y arbustos que son plantados en las zonas urbanas de la ciudad: un contenedor aireado o maceta Air-Pot.
“Este contenedor permite el desarrollo de las raíces de los árboles de manera horizontal y oxigenada. Además, asegura la permanencia en vivero por períodos amplios”, mencionó el subdirector técnico operativo de la entidad.
El JBB espera plantar los otros 42 árboles y arbustos en el transcurso de la próxima semana. “Para esta plantación vamos contar con la participación de la comunidad, como universitarios, residentes y empresas”, expresó Álvarez.
La renovada jardinera del Reloj Suizo
Además de la primera jornada de plantación, el Jardín Botánico de Bogotá inició la recuperación de la jardinera que rodea al Reloj Suizo del Parque Nacional, un emblemático monumento donado por Suiza el 6 de agosto de 1938.
“Esta jardinera de 83 metros cuadrados va a contar con un jardín biodiverso. 1.124 plantas de tres especies (azalea roja, oreja de liebre y clavel chino naranja) serán el nuevo hogar de los polinizadores”, dijo la directora del Jardín Botánico de Bogotá.
Este icónico lugar fue recuperado totalmente. Según la ingeniera Claudia Aponte, debido a su gran deterioro, fue necesario retirar las antiguas plantas de la jardinera, como tibar, vinca y duranta.
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“Hicimos un nuevo diseño y cambiamos el suelo. Escogimos estas tres especies porque les darán más color a las coberturas ajardinadas del Reloj Suizo y además sus flores atraerán a diferentes polinizadores”.
*Crónica tomada del Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis. Galería.