En este periodo, el Concejo de Bogotá ha dado importantes pasos en pro de los animales. Ya es un hecho que no se pueden vender en las plazas de mercado, que se van a regular estrictamente los comercios de la ciudad dedicados a esta economía y también, en las últimas semanas, se aprobaron algunos apoyos por parte del Distrito para las cuidadoras y cuidadores que auxilian y prestan refugio a animales de la calle o abandonados.
La concejal Andrea Padilla, además de ser una activista consagrada, es también una líder política comprometida cuando se trata de defender la causa animalista. En cada proyecto que pasa por el organismo de control político, reitera su llamado a ver la ciudad con los ojos de los seres más vulnerables, que también se benefician del POT, por ejemplo, y de otras iniciativas encaminadas a proteger el espacio público, reverdecer la ciudad y garantizar que el territorio les siga sirviendo a todos los seres vivos.
Portal Bogotá entrevistó a la cabildante para conocer a fondo los grandes pasos que ha dado Bogotá en los últimos meses, los que se suman a una lucha que ha sido larga, pero que sin duda ha tenido grandiosos resultados, poniendo a la ciudad como un referente de ingentes esfuerzos por proteger a los animales.
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Portal Bogotá. ¿De qué se trata la prohibición del comercio de animales vivos?
Andrea Padilla. El acuerdo 801 de 2021 establece varias medidas para el comercio de animales vivos, tanto en plazas de mercado como en establecimientos comerciales. En las plazas se implementó la prohibición definitiva del comercio, tanto en instalaciones públicas como privadas. El 11 de agosto entró en vigencia y se han hecho operativos, decomisos de animales.
A las personas que han vivido de esta actividad, se les vinculará a una política de reconversión económica para que no queden desamparadas.
PB. ¿Qué va a pasar entonces con los establecimientos que no están en las plazas de mercado?
AP. Como no podemos prohibir esa actividad porque es una facultad del Congreso, el acuerdo expide entonces un protocolo con condiciones mínimas para garantizar el bienestar de los animales que están en esos lugares.
PB. ¿Qué transformación se espera en la manera como percibimos a los animales de compañía? Todavía se mantienen ciertos criterios de selección como la raza, por ejemplo.
AP. Nos falta mucho como sociedad y especie para entender que todos los animales son nuestra responsabilidad, los domésticos que hicimos dependientes de nuestro cuidado y los silvestres, a los que hemos arrinconado destruyendo su hábitat e interviniendo sus entornos naturales.
Debemos comprender que ellos coexisten con nosotros, que dependen físicamente de nuestros cuidados. Nuestra responsabilidad moral, como seres moralmente superiores, es salvaguardar su vida y dignificar su existencia. Que disfruten de derechos básicos como la libertad y la integridad corporal, un pacto con la naturaleza que estamos incumpliendo.
PB. ¿Ya está completo el protocolo para los comercios cuya actividad es la venta de animales?
AP. Nosotros hemos hecho unas observaciones sobre el protocolo que se estableció inicialmente, especialmente en lo que respecta al comercio de aves, peces y algunos roedores. Pedimos claridades sobre el bienestar y las responsabilidades de los comerciantes. Esperamos que asuman responsabilidades.Hubo una muy particular, y es que los animales se entreguen esterilizados, algo que está establecido en el acuerdo 801. Los animales deben entregarse identificados, desparasitados, vacunados y esterilizados.
El protocolo, según nos lo han notificado, se discutirá en la primera semana de octubre que es en la que se exalta el bienestar animal.
PB. ¿Qué hay que cambiar en Bogotá con respecto al trato que reciben los animales?
AP. Bogotá es una ciudad muy avanzada en este tema. Cuenta con una política pública, tiene el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal - IDPYBA y y recursos muy importantes. Tiene, además, equipamientos como la Unidad de Cuidado Animal, el Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre y la Casa Ecológica para animales que está en proceso. Cualquier ciudad envidiaría lo que hemos logrado en inversión pública.
Estamos en deuda con más de 115.000 animales de compañía en indigencia, con los que viven el maltrato en los hogares (el IDPYBA recibe en promedio 70 reportes mensuales por este fenómeno), con los animales silvestres que llegan a la ciudad víctimas del tráfico ilegal, los que pertenecen a nuestra fauna endémica y los que migran. Todavía hay espectáculos crueles como las corridas de toros y peleas de gallos. Por supuesto, también los animales para consumo: en Bogotá hay cerca de 500 predios en los que se crían animales con ese propósito.
Pero vamos andando, en el POT planteamos la "zoopolis", donde los animales se convierten en actores relevantes en la planeación de la ciudad.
PB. Se aprobó también un proyecto de acuerdo en beneficio de cuidadores y cuidadoras de animales. ¿Cuál es la situación de estas personas?
AP. Las cuidadoras (en su mayoría son mujeres) son muy parecidas a las madres comunitarias. Le prestan un servicio enorme a la sociedad sin ningún tipo de apoyo estatal, pero para los seres más vulnerables. Son muchas, en Bogotá hay aproximadamente 700 hogares de paso, de mujeres cabeza de hogar, que viven en estratos 1 y 2 y subsisten por economías informales. En muchos casos cuidan personas de especial protección constitucional como niños, personas con discapacidad y adultos mayores.
Ellas hacen modificaciones en sus hogares para proteger animales y no cuentan con ninguna ayuda. Esa labor es muy costosa.
PB. ¿En qué consiste el acuerdo que se alcanzó?
AP. El acuerdo busca reconocer, fortalecer y apoyar la labor de las personas que ayudan a los animales domésticos de compañía en los hogares de paso por el inmenso servicio que le aportan a la sociedad. Se busca establecer una red de proteccionistas, que cada alcaldía local tenga una base de datos en donde estén las cuidadoras con sus necesidades. Que sean actoras estratégicas en los programas y proyectos de bienestar animal que formule el Distrito; por ejemplo, en los programas de esterilización y también en el fortalecimiento de habilidades como los primeros auxilios veterinarios.
PB. ¿Y se van a destinar recursos económicos para estas personas?
AP. No se pueden destinar recursos públicos para los particulares. Sin embargo, se pueden canalizar las donaciones de privados para que sean las cuidadoras quienes se beneficien con estas ayudas en dinero o en especie. También hay una estrategia de voluntariado que se organizaría a través del IDPYBA.
Por otro lado, se espera vincular a las cuidadoras a las manzanas del cuidado, que son espacios donde pueden recibir capacitación y también asesoría para comercializar sus productos y emprendimientos. Así con toda la oferta institucional del Distrito.
PB. ¿Qué esperan alcanzar los animalistas de Bogotá en el futuro próximo?
AP. Que nuestros logros trasciendan a la agenda nacional. No podemos seguir mirándonos el ombligo. Hay pendiente un gran diálogo con las ciudades con las que nos relacionamos.
Dentro de Bogotá, queremos sacar adelante la casa ecológica para animales; un gran equipamiento que le permitirá a la ciudad ampliar su capacidad de albergue de animales pequeños y grandes.
Por supuesto, también seguir fortaleciendo lo que tenemos. Por ejemplo, duplicar el número animales silvestres que son devueltos a su hábitat, incluirlos en el POT para lograr, por ejemplo, controlar el avance de la frontera agrícola y hacer de los humedales santuarios de la naturaleza. Hay enormes retos.