Este es el discurso del Alcalde Carlos Fernando Galán durante la instalación del Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA) 2024, que promueve la investigación sobre Latinoamérica, el Caribe y sus pobladores, y que por primera vez se realiza en Colombia:
Cuando recibí la invitación para instalar este congreso, pensé con el equipo de qué podía hablarles, además de darles la bienvenida a Bogotá y decirles que para la ciudad es un honor recibirlos y que se realice aquí este Congreso de debate, análisis, estudio, de diálogo, de escucha sobre Latinoamérica, sobre lo que estamos viviendo, sobre lo que somos, sobre lo que queremos ser, sobre la diversidad, que es uno de los principales elementos que nos da fortaleza a los latinoamericanos.
Y me puse a pensar -porque esta es una ciudad de conocimientos, de universidades, de investigación y quiere seguirlo siendo, quiere desarrollar eso cada vez más- cuál podría ser un mensaje que ustedes se lleven que no sea solamente protocolario, ni de saludo ni político o de un alcalde defendiendo su gobierno.
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Pensé en lo que vivió Bogotá y vivió Colombia -que tal vez ustedes lo vieron y conocieron hace unos años- que se llamó el estallido social o la crisis que vivimos hace unos años, que tuvo dos expresiones: una en el año 2019 y otra un par de años después, que en cierta forma se agravó a raíz de la situación que vivía el mundo, que era la pandemia y pos pandemia.
En ese momento hubo una crisis de la democracia o una expresión de la crisis de la democracia en nuestro país, como hubo situaciones similares en muchos países del mundo, y como es una tendencia desafortunada que estamos viendo en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.
Una crisis de la democracia porque en cierta forma sentimos que la democracia hoy no está representando realmente a toda la ciudadanía, no está abriendo espacios de un dialogo que permita construir colectivamente una visión conjunta.
Vemos una democracia donde usualmente los representantes creen que tienen, en cierta forma, una especie de autorización o de carta blanca para hacer lo que consideren y no entienden que la democracia tiene uno de los principios básicos que es la participación activa de toda la ciudadanía, así como mecanismos que generen una verdadera participación incidente y que replanteen esa figura que lleva a que solamente algunos son los que toman las decisiones, si no que sean procesos colectivos que lleven a las decisiones.
En esa situación que vivió Bogotá y Colombia, yo estaba en el Concejo de Bogotá donde diseñamos algo que buscamos ahora, en estos próximos cuatro años en Bogotá: que se convierta en, ojalá, en un elemento que nos permita recuperar la confianza del ciudadano en la institucionalidad.
Es una nueva fórmula de participación ciudadana que sé que en el mundo se está implementando en varios países y en varias ciudades, y que tiene que ver con mecanismos de sorteo cívico, mecanismos aleatorios de participación ciudadana, asambleas ciudadanas.
Es buscar a través de la innovación democrática y de la democracia deliberativa, cómo volvemos a conectar al ciudadano con el gobierno. Pero no conectarlo para que el gobierno tome las decisiones, sino que el ciudadano pueda participar activamente en las decisiones que lo afectan y eso es muy relevante en los temas que ustedes van a debatir en estos días.
Los temas de cambio climático, los temas de acuerdos de paz, ocupación e territorio, de pobreza, género, entre otros; que hacen parte de unas discusiones que en nuestro país están presentes y que nosotros queremos, en Bogotá, buscar fórmulas innovadoras de discusión para llegar a acuerdos.
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Eso lo incluimos en nuestro Plan de Desarrollo y buscamos que Bogotá se convierta en cierta forma en una ciudad, que sea la primera en Colombia pero tal vez una de las primeras en Latinoamérica, que instituya como uno de sus mecanismos de planeación ese uso de herramientas de sorteo cívico como una nueva manera de diálogo político.
Yo pensaba, y siempre lo he mencionado en estos casos, aquí en Bogotá llevamos muchas discusiones en varios temas, pero llevamos treinta años discutiendo qué hacer con la avenida que está acá al frente, la Carrera Séptima, cada alcalde dice una cosa distinta y no se ha hecho nada.
Se han tenido espacios de participación ciudadana para decir: “¿qué hacemos?” Y a esos espacios llegan los que dicen que por ningún motivo se pueden meter buses, y tienen una posición férrea en contra de los buses y al otro extremo los que dicen que la única fórmula son los buses.
La inmensa mayoría de la gente no participa, no se entera y a quien viaja y recorre la zona no le consultan, no le preguntan; su voz no es escuchada. Solamente a aquellos que tienen eventualmente una posición política muy radical frente al tema.
Pero más del 90 % de la gente dice: “yo quisiera escuchar cuáles son las fórmulas, entenderlas, que me las expliquen y asumir yo una posición para poder incidir”. Es un solo ejemplo, Bogotá tuvo una discusión hacer del Metro durante ochenta años y finalmente lo estamos construyendo, aunque tenemos una discusión si ese es el Metro o no.
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Creemos que hay que ver los problemas públicos de esa forma, la única posibilidad de reconstruir la confianza entre la ciudadanía y el gobierno, es que la ciudadanía tenga la posibilidad realmente de participar. No de ser simplemente de ser escuchada, no que se socialicen los problemas o las soluciones a los problemas que plantean los gobernantes, sino que los gobernantes den espacios de verdadera incidencia para que el ciudadano pueda realmente incidir de manera informada con los elementos de juicio que tienen los diferentes actores y las diferentes posiciones para poder asumir una posición que los lleve eventualmente a una solución construida colectivamente.
En ese sentido es lo que estamos pensando hacer: yo quiero que en estos cuatro años Bogotá se convierta en un referente en términos de participación ciudadana con esos mecanismos de innovación. Vamos a buscar llegarle a través a 500 mil personas en Bogotá para definir temas que tengan que ver, por ejemplo, con el agua. Estamos viviendo una crisis de agua en la ciudad, increíblemente una ciudad con los páramos que son fábricas de agua a su alrededor y que nunca pensamos que íbamos a tener este problema.
Hoy tenemos un problema de abastecimiento de agua que tenemos que resolver y que nos obliga a cambiar la relación con el agua, es una situación que se ha agravado por la variabilidad que implica la crisis climática en los territorios.
Ese tipo de temas son los que queremos discutir y que los ciudadanos participen, puedan tener una voz que sea tenida en cuenta en las decisiones que tomamos como gobierno.
Quería transmitirles esta idea, como una fórmula que ojalá sea complementada y estudiada que lleve abrir un camino que puede ser el re construcción de la confianza entre ciudadano y el gobierno, por ende, una reconstrucción de la confianza en la democracia.