Este es el discurso del alcalde Carlos Fernando Galán, durante la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2024:
Hace algunos años, el escritor Cristian Valencia escribió que “para leer a Bogotá” había que tener afinados los cinco sentidos: “Cualquiera de ustedes puede centrar su atención en lo que quiera de esta ciudad y obtendrá una buena historia. Puede ser un sitio, una persona. Cada callecita de cada localidad cuenta una historia. Cada persona que camina en esta ciudad tiene algo que decirnos a todos”.
Son esas historias de la ciudad las que han permitido que la Feria Internacional del Libro de Bogotá sea hoy un tesoro. Las más de ocho millones de historias que se tejen entre cerros, ríos, humedales y páramos y que hoy, en esta maravillosa feria, se encuentran y se nutren.
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Desde hace 36 años, la FILBO hace parte de nuestra identidad. A millones de bogotanos y bogotanas les ha permitido vivir la experiencia única de sentarse a leer un libro, escuchar una conferencia, o compartir una historia. Por eso, ha dejado una marca que ha perdurado en nuestra formación cultural.
Hoy, la FILBO nos convoca nuevamente a disfrutar de esta oportunidad para el encuentro con otros lectores que, como nosotros, están ávidos de conocerse, conmoverse y reconocerse a través de las palabras que circulan a través de los más de 100 mil metros cuadrados que ocupan los pabellones de Corferias.
En los últimos cuatro años, más de cuatro millones de personas han visitado la FILBO para dejarse envolver por las palabras, lecturas y conversaciones que han cambiado su manera de ver el mundo. Éstas también resuenan en los más de 150 espacios bibliotecarios de toda la ciudad y las cerca de 180 librerías con las que contamos, donde se hace patente el inmenso poder de transformación de las palabras y su efecto sobre las vidas de los ciudadanos, sobre su bienestar y su salud mental.
En Bogotá tenemos la convicción de que la lectura, la escritura y la oralidad son una garantía para llevar una vida plena, tanto individual como colectivamente, así como herramientas esenciales para la construcción de una sociedad más democrática, mejor preparada y más dispuesta a la empatía, la compasión, la confianza, la solidaridad y la búsqueda del bien común.
Quienes se forman alrededor de la lectura desarrollan mejores capacidades para tomar decisiones en momentos críticos, para ver en los demás a pares, a vecinos que deben ser respetados, comprendidos y valorados. Como dice nuestra respetada invitada Irene Vallejo: “El hábito de leer no nos hace necesariamente mejores personas, pero nos enseña a observar con el ojo de la mente la amplitud del mundo y la enorme variedad de situaciones y seres que lo pueblan”.
Es a través de la implementación de nuestra política pública de Lectura, Escritura y Oralidad --liderada por las secretarías de Cultura y de Educación del Distrito y con la participación de las bibliotecas públicas, comunitarias y escolares de la ciudad-- que vamos a fortalecer todavía más estos espacios de encuentro alrededor de la palabra.
Así como la FILBO, queremos que las bibliotecas y centros culturales se consoliden como laboratorios de la palabra y de innovación social en todos los barrios de la ciudad, y permitan la circulación de los libros y el encuentro alrededor de la cultura, como redes que impulsen la creación y el aprendizaje a lo largo de la vida.
Para estos próximos cuatro años, nuestros retos como Administración Distrital estarán centrados en promover el acceso y la promoción de los derechos culturales de todas y todos los habitantes de Bogotá. Esto lo haremos a través de la consolidación de laboratorios barriales en los que se reconozca el valor de la cultura escrita, la memoria, la recreación, la solidaridad, la convivencia y la seguridad como prácticas que aportan identidad a nuestra ciudad.
En esa misma vía, otro reto que nos convoca colectivamente es aprender a conocer y cuidar la biodiversidad de nuestra ciudad, como lo hemos retratado en nuestro Pabellón “LEO por naturaleza”, que los invito muy especialmente a visitar. A través de él queremos señalar cómo la lectura, la escritura y la oralidad ayudan a reconocer el valor de los ecosistemas bogotanos y de la relación que con ellos tenemos. Una reflexión urgente si levantamos la mirada y vemos en nuestros cerros la herida del fuego que nos asoló al principio del año, y que nos recordó la importancia de unirnos solidariamente para proteger la vida. Hoy, cuando Bogotá se enfrenta a un desafío que nos lleva a repensar nuestra relación con el agua, ese llamado es perentorio.
Por eso, diseñamos una experiencia inmersiva donde los visitantes podrán ver fotografías, escuchar paisajes sonoros y relatos de la tradición oral, leer poemas en varias lenguas, y disfrutar de una programación que gira en torno a la urgencia de imaginar vínculos más recíprocos con la naturaleza y comprender mejor cómo podemos actuar colectivamente para cuidarla.
Y es, justamente, gracias a ese encuentro de visiones del mundo que quiero celebrar la presencia del Brasil como invitado en esta versión de la FILBO. Esta es una oportunidad única para impulsar el diálogo entre nuestras culturas. Además de ser países hermanos, compartimos la frontera de la Selva Amazónica, un patrimonio biocultural que, sin duda, nos invita a repensar nuestras relaciones con la naturaleza.
En ese sentido, quiero recoger la invitación del líder y filósofo indígena brasileño Ailton Krenak a escuchar la voz de los ríos y de los bosques, para entender cómo podemos reeducarnos y vivir una vida plena en el futuro. Es una voz que dialoga con la de “La Vorágine”, novela de José Eustasio Rivera cuyos 100 años conmemoramos a nivel nacional para invitarnos a reconocer los conflictos que han atravesado la historia de la Amazonía.
La FILBO no sólo es el escenario idóneo para estas reflexiones, sino también una muestra del potencial de Bogotá como sede de eventos internacionales. Esta será una edición memorable, pero el reto es inmenso. El 2023 dejó cifras excepcionales: más de 600.000 asistentes, 550 expositores, 500 autores internacionales, 2.000 mil actividades y expectativas de intercambio cercanas a los 4,6 millones de dólares en el Salón Internacional de Negocios. Esperamos que estas cifras aumenten en 2024.
Además, queremos promover el Festival de las Artes Vivas, un evento en el que la palabra dicha y viva fomenta el diálogo intercultural y fortalece los escenarios teatrales de la ciudad. Nuestra apuesta es hacer de Bogotá una ciudad donde la cultura es sinónimo de encuentro y de solidaridad.
La FILBO, además, tiene un importante efecto en la industria y la cadena del libro. No sólo genera un aumento en las ventas de libros y crea empleos formales y temporales, sino que promueve la apropiación de nuevas tecnologías digitales que han transformado los negocios editoriales. Nuestra tarea, por tanto, es fortalecer el sector de la creación de contenidos digitales a través de estrategias de formación, el fomento de ciudadanías digitales, la circulación de nuevos contenidos y la promoción de nuevos negocios.
Hoy, a diez años de su muerte, recuerdo a Gabriel García Márquez y su acertada descripción de Bogotá como la síntesis de todo el país. Esto me lleva a cerrar con una reflexión.
Bogotá, la FILBO, la cultura, la naturaleza, la Amazonía. Todos son puntos de encuentro. Escenarios donde diversas voces, distintas visiones, se reconocen, se unen y se nutren.
Por nuestra ciudad, nuestro país, nuestra región; por el mundo que habitamos, nuestra responsabilidad, hoy más que nunca, es trabajar juntos y unir. No dividir, no pelear, no fragmentar. Unir.
Necesitamos entender que las diferencias existen y seguirán existiendo, pero que son, juntamente, esas diferencias las que nos enriquecen y nos hacen más fuertes. Necesitamos entender que la diversidad, lejos de separarnos, nos une.
Así como la FILBO hoy nos une en torno a la cultura. Como Bogotá une --y sintetiza-- a todo el país. Como la Amazonía une a Brasil, a Colombia y a toda la región. Y como la defensa y la preservación de la naturaleza nos debe unir a todos quienes habitamos este planeta.
Porque no es con discursos que dividan, no es con ataques ni mezquindades, que vamos a superar los retos a los que nos enfrentamos. Es juntos. Poniendo lo que nos une por encima de lo que nos aleja, reconociendo y respetando al otro, y entendiendo que la diversidad es nuestra mayor riqueza, que lo vamos a lograr.
García Márquez recordaba que, al llegar a Bogotá, su diversión consistía en viajar en tranvía entre la Plaza de Bolívar y la Avenida Chile leyendo libros de versos “hasta que se encendían las primeras luces en la lluvia eterna, y entonces recorría los cafés taciturnos de la ciudad vieja en busca de alguien que me hiciera la caridad de conversar conmigo, sobre los versos y versos y versos que acababa de leer. A veces encontraba a alguien”.
¡Bienvenidos a la FILBO! Aquí siempre, siempre, podrán encontrar alguien con quien compartir algunas palabras para conmoverse.