Estela era una señora de clase media que repartía su tiempo entre su familia y su trabajo como directora de escuela, y vivía completamente ajena a cualquier militancia política. Sin embargo, tras el secuestro y asesinato de su hija Laura entre 1977 y 1978 y la pérdida de su nieto Guido, retenido por los secuestradores, su vida cambió por completo.