“Soy negra y soy Colombiana”.....”Ni enfermas ni antisociales orgullosamente homosexuales”......”No más violaciones a mujeres campesinas e indígenas en Colombia” gritaron desde las once de la mañana hombres, mujeres y niños por toda la carrera Séptima, apoyando la realidad que viven muchas mujeres víctimas de la violencia del país.
Con pancartas, carteles, vestuarios, pitos y hasta maracas, las minorías hicieron parte de la marcha por la Paz y la Democracia, visibilizando que las culturas indígenas, afrocolombianas y diversas sexuales también tienen una voz fuerte dentro de la Bogotá Humana.
“Por ser mujer y ser negra me bajaron de un bus al norte de la ciudad”, afirma Ana Beatriz Acevedo de Asociación de Mujeres Afro Edificando Red y Equidad, quién desde el Centro de Memoria y Paz marcho junto a toda su familia rechazando cualquier acto de discriminación y violencia en contra de las mujeres afrocolombianas en la capital. “El racismo hace guerra, queremos paz y todos los colombianos somos territorios de Paz”.
“La gente cree que por el solo hecho de ser campesina y negra, sólo sirvo para hacer oficio”, argumenta Patricia Velásquez, una mujer Caucana, que lleva ocho años en Bogotá tratando de erradicar imaginarios ante las minorías campesinas, “No sólo nos quitan nuestras tierras, nos violan a nuestras mujeres y nos niegan el derecho a un empleo digno y decente”.
“Sólo por ser una mujer Transgénero me echaron de mi casa”, asegura Bibian, quien llegó a la capital a buscar nuevas oportunidades Afirmó que salió a marchar como portavoz de todas las personas de Bogotá que afirman que el transgenerismo es sinónimo de delincuencia. “La Bogotá Humana tiene una gran responsabilidad con las personas LGBT, especialmente con las personas transgénero.
Nosotros las estamos reconociendo como personas que tienen derechos y deberes, y eso es parte de lo humano y diverso que tiene nuestra ciudad”, puntualizó finalmente Juan Florián , subdirector para Asuntos LGBT de la Alcaldía Mayor.
