En Usaquén, niños y niñas en condición de discapacidad que cuentan con estimulación y desarrollo motriz, fortalecen habilidades a la hora de nadar, por medio de actividades de juego libre dentro de una piscina.
La iniciativa nació en la subdirección local de Usaquén, exactamente en el "Centro Crecer" de la Secretaria Social, donde se realizan los talleres acuáticos como un método de estimulación que contribuye a afianzar la autonomía e independencia de los pequeños participantes en el servicio.
Son 24 niños en total, quienes en medio de un ambiente grato, se retan entre sí durante cada clase para tener un aprendizaje óptimo y de mucha dedicación. En la actividad, los niños conforman dos grupos. El primero es llamado "adaptación" y el segundo "enseñanzas de adaptación". Se seleccionan después que el Centro Crecer hace ciertas pruebas para observar su adaptabilidad y habilidad en el manejo de la piscina y su empatía con el agua.
Este proyecto, que lleva ya varios meses, se crea además para aumentar la oferta de espacios deportivos que no habían sido utilizados por los niños con discapacidad y así cumplir con las habilidades motrices y de coordinación de los pequeños. La acuamotricidad, como es llamado el ejercicio, favorece todo tipo de desarrollo motriz, pedagógico, psicológico y comportamental de cada pequeño.
Todo comenzó con doce niños, entre 6 a 10 años. Luego, a medida que iban pasando los meses y la adaptación de cada pequeño, se amplió la edad de aprendizaje entre los 6 a los 18 años, por lo que hoy se cuenta con un total de 24 que asisten todos los martes y jueves a la piscina del Centro de Desarrollo Comunitario ‘Simón Bolívar’.
Los niños y adolescentes con discapacidad cognitiva, afianzan su autonomía y seguridad a través de la natación en nuestro Centro Crecer de Usaquén. Bogotá es incluyente. pic.twitter.com/Xog9VBfVUI
— Enrique Peñalosa (@EnriquePenalosa) 25 de julio de 2018
El grupo de niños, entre los 14 y los 18 años, está conformado por los pequeños con mejor motricidad y mayor tiempo en el programa. Esta iniciativa está orientada por su creador el profesor Gilberto Durán, educador físico y lo acompañan, Sandra Milena López fonóloga; Andrés Escobar, tallerista y Viviana Cortés, terapeuta ocupacional. Estos maestros se encargan, día a día, de reforzar las terapias y la parte de la seguridad de cada niño.
La rutina de cada pequeño los martes y jueves consiste en llegar al Centro Crecer, alistar su traje de baño y sus chanclas. Luego deben dirigirse a la piscina donde cada una de las profesoras les ayuda en su cambio de ropa. El tallerista Andrés y el profesor Gilberto, esperan a los pequeños afuera de la piscina, para hacer un calentamiento previo y reconocimiento de las actividades que se van a llevar a cabo durante la clase que dura dos horas.
Después del precalentamiento, los pequeños van ingresando a la piscina con los profesores para dar inicio a las actividades y al reconocimiento del espacio con el fin de que los niños y niñas participantes se sientan seguros y así mismo vayan haciendo sus ejercicios terapéuticos de acuerdo con la discapacidad de cada quien.
La experiencia ha dejado excelentes resultados, como el de Gianni Pallini. Un joven de 16 años, con autismo, quien después de llevar 2 meses en el programa ha conseguido mejorar su nivel de tolerancia a los espacios que comparte con sus compañeros, ya que unos meses antes este pequeño era un poco violento y no permitía que se le entregara algún tipo de aprendizaje, pero con esta terapia de acuamotricidad, se ha podido relajar y alargar un tiempo de tranquilidad que disfruta plenamente en el entorno del agua.
Además de esto Gianni, es un niño el cual goza tanto de estos espacios que ha sido el único que ha tenido mayor adaptación al agua y un aprendizaje óptimo para su discapacidad.