Un lote abandonado en la esquina de la calle 72A con carrera 22C del tradicional barrio San Felipe, en el norte de Bogotá, pasó de ser un botadero de escombros, de basura y un refugio de roedores, además de baño público de los recicladores, a convertirse en un espacio de expresión cultural gracias a la comunidad que el fin de semana se armó de su sentido solidario y ganas de cambiarle la cara al sector.
Fueron cerca de treinta los vecinos que, cansados del mal aspecto, los malos olores y el foco de inseguridad originado por el lote, aprovecharon el buen tiempo y con un arduo trabajo comunitario le transformaron la imagen al espacio intervenido, del que en una volqueta sacaron seis viajes de escombros, además de hacer un control de roedores que no solo moraban en el lote, sino que ya se habían tomado las calles aledañas.
“Muy bueno, magnífico, perfecto”, fueron los calificativos que usó el dueño del predio, quien lo tienen para “engorde” y que apareció con desgano en medio de los trabajos de la comunidad. “En lugar de que lo usen para botar basura, nosotros lo vamos a ocupar con cultura”, le dijo Andrés Felipe Quintero, un artista plástico que vive hace tres años en el sector y que es uno de los líderes de la recuperación del lote, cuyos costos ascienden a los cinco millones de pesos, incluyendo una gravilla.
Varias cédulas de ciudadanía, cobijas, tarros de boxer, zapatos y una tula llena de codos de tubos de PVC, fueron algunos de los elementos encontrados entre los desechos sacados del lote, que también recibió la mano creativa de los artistas que abundan en este sector del barrio San Felipe, convertido desde hace unos siete años en una especie de distrito turístico y donde en unas pocas cuadras hay varios lugares para disfrutar del arte y de la vida cultural de la capital.
“El fin de semana, aprovechando la coyuntura por el Open San Felipe, una actividad que promueve los espacios culturales y gastronómicos cada dos meses, aprovechamos para adelantar la actividad con la que no solo beneficiamos a la comunidad, sino que damos un ejemplo de empoderamiento para pedalear juntos y promover obras en pro de mejorar la imagen de la ciudad”, sostuvo Andrés Felipe.
Dos canchas de tejo que hicieron parte de una exposición del artista Matías Quintero en el museo Santa Clara y dos coloridos murales pintados por Tonra, Raíz y Caro velu, completaron el nuevo look que ahora tiene el lote de la esquina de la calle 72A con carrera 22C y en el que se sigue trabajando, para iniciar, si el clima colabora, una huerta comunitaria de la que ya picaron la tierra y en la que aspiran a cosechar hortalizas como la cebolla y frutas como el tómate de árbol y el lulo.
Para evitar que personas ajenas al lugar se vuelvan a tomar el lote y para que dejen de usarlo como botadero de basuras y como baño público, con los aportes de los vecinos, se está pagando un mes de vigilancia.
“Concretando esta clase de iniciativas, como la del barrio San Felipe, que le apuestan al trabajo colaborativo y solidario, para cambiarle la cara a un sector abandonado, se busca que el Distrito y la comunidad trabajen juntos en la consecución de unos objetivos que les brinden un mejor vivir a todos los ciudadanos”, concluyó Andrés Felipe Quintero.