Laura Cañón, una joven de 29 años que reside en el Barrio Guacamayas, en la localidad de San Cristóbal, encontró en el sector de la construcción la oportunidad de transformar vidas a través de su pasión. Se preparó profesionalmente como auxiliar de enfermería, pero su vocación estaba en utilizar sus manos para el amarre de varilla, la mezcla de cemento y arena. Después de ejercer por casi 10 años, se cansó de ese oficio y decidió ponerse a buscar en lo que siempre quiso ser; ayudante de obra.
Laura asegura que nunca se animó a pedir empleo en ese campo porque le daba miedo. “A las mujeres no se nos da la oportunidad de trabajar en el sector de la construcción porque creen que no somos capaces, pero la realidad es que podemos ser un gran aporte en las obras”. Es por eso qué, cuando supo que había mujeres trabajando en las obras de mejoramiento de vivienda del 'Plan Terrazas' que está realizando la Caja de Vivienda Popular en su barrio, decidió pedir una oportunidad laboral allí y ahora trabaja hombro a hombro junto a tres de sus compañeras que ya estaban ahí.
Destacó que aunque sus compañeros han sido muy respetuosos con ella y le han colaborado mucho en sus trabajo, sigue habiendo rechazo hacia la presencia de mujeres en el sector de la construcción.
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“Nunca me había sentido discriminada, pues siempre trato de hacer lo mejor, sin embargo, al estar vinculada en las obras viví esa experiencia”. Había un compañero en la obra a quien no le gustaba trabajar con mujeres y cada vez que lo mandaban a hacerlo, decía que nosotras no servíamos para nada y era muy grosero”. Agregó. “Hace aproximadamente un mes, los maestros le dijeron a otro que yo era muy buena para amarrar hierro, y él dijo: ¡Uy no a mí no me manden mujeres porque las mujeres no me sirven! y esos han sido los dos eventos donde me he sentido discriminada y anulada, pero la mayoría de los compañeros son muy colaboradores”, afirmó.
De esta nueva labor, Laura ha aprendido mucho, entre otras cosas a ser equitativa en la carga con los hombres, pues dice que no por ser hombre debe llevar toda la carga encima. “Acá no hay ese tema si es de mujer o hombre, pues las otras cuatro chicas que hay conmigo, todas alzamos bultos, ladrillos, mezclamos cemento, todo igual que con los hombres.”
Orgullosa cuenta cómo es un día suyo. “Cuando llego por la mañana a la obra me gusta empezar por amarrar el hierro, esto es cuando se realiza el primer enmallado para fundir una plancha, entonces toca amarrar todas las varillas a cierta distancia. A mí me gusta amarrar hierro, cargar bultos, cargar tierra, todo lo que es esfuerzo me gusta”, expresó entre risas.
Laura está decidida a quedarse en el sector de la construcción, de hecho, dice que ya le comentó a su jefe que cuando se acabe esta obra, no se puede ir sin ella y que si le toca salir de la ciudad a donde sea, ella se va.
Actualmente, 60 familias residentes del barrio Guacamayas en la localidad de San Cristóbal, son beneficiarias del Plan Terrazas, a través del cual se están reforzando los cimientos de sus viviendas y además se están ampliando de manera vertical para que los hogares puedan tener una segunda unidad habitable.
La alcaldesa, Claudia López, ha sido enfática en la necesidad de ampliar la plazas laborales para las mujeres en muchos de los trabajamos que tradicionalmente han sido ocupados por hombres, por lo que durante su administración, se ha vuelto común ver a mujeres como Laura, trabajando en obras de construcción o conduciendo buses de transporte público y que a futuro se busca un equilibrio entre la cantidad de hombres y mujeres dedicados a estos oficios.