“Estoy agradecida con Bosa porque me permitió reconstruirme”: Martha Rentería

13·JUN·2024
Conoce la historia de la lideresa social Martha Rentería que llegó a Bogotá después de sufrir desplazamiento forzado en el año 2000.
“Estoy agradecida con Bosa porque me permitió reconstruirme”: Martha Rentería Foto: Secretaría de Gobierno
Martha Lucía Rentería Barreiro, lideresa social de la comunidad afro en Bogotá.

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En medio de la formalidad propia de una entidad pública, en este caso el Centro de Encuentro para la Paz y la Integración Local de Víctimas del Conflicto Armado, sede en Bosa, existe un rincón donde los visitantes pueden sentir la tranquilidad del campo. Allí, una pequeña casa rodeada de huertas perfectamente organizadas recibe diariamente a decenas de visitantes que buscan alivio a sus dolencias físicas y del alma mediante la medicina ancestral afro.

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Este lugar es el Kilombo Niara Sharay, que significa "grandes propósitos" en la lengua bantú de África. Es el resultado de los sueños de “un grupo de mujeres paridoras de vida y de procesos sociales que querían hacer muchas cosas”, según describe Martha Lucía Rentería Barreiro, lideresa social de la comunidad afro en Bogotá. Martha llegó a la ciudad después de sufrir desplazamiento forzado en el año 2000 debido a amenazas de grupos armados ilegales mientras defendía los derechos humanos en Jamundí, Valle del Cauca.

“Los kilombos nacieron como una estrategia de salud intercultural y espacios de atención en medicina propia”, narra Rentería. En el caso de Niara Sharay, explica, surgió en 2012 como una propuesta de atención para la salud emocional. “Aquí era Metrovivienda y nos prestaron la casita lúdica para hacer acciones de sanación para mujeres víctimas. Ya como Kilombo, se estableció entre finales de 2013 y principios de 2014 para reducir las barreras de acceso en la ciudad para personas negras, especialmente de Bosa y Fontibón”, asegura.

En el Kilombo, Martha se dedica a la curandería y a aliviar el espíritu de las personas, en su mayoría mujeres, que buscan ayuda y quienes, con el tiempo, “se convierten en mis comadres; hacemos mucho proceso de escucha que queda entre nosotras y que luego lo entregamos a la madre tierra para que ella lo transmute y esta gente se sane”.

La felicidad que experimenta en este lugar la transporta a su niñez en su natal Cali, en el barrio La Nueva Floresta, “en medio de las precariedades que tienen las familias migrantes de otros municipios”, afirma. Allí, pasaba la mayor parte del tiempo con su abuela, quien también era partera.

Sin embargo, años después, esta felicidad se desvaneció cuando enfrentó amenazas de las autodefensas debido a su labor social y de protección de los derechos humanos. Se trasladó a Jamundí, a 25 minutos de Cali, donde continuó con sus procesos sociales como lideresa y presidenta de la veeduría ciudadana ‘Óscar Jurado Cáceres’. No obstante, en septiembre del año 2000, nuevamente hostigada y amenazada por paramilitares, se vio obligada a escapar rumbo a la capital del país.

En Bogotá, retomó su actividad por los derechos de las comunidades étnicas con la creación del Kilombo y su participación en el Consejo Local de Planeación de Bosa y en la Mesa Local de Víctimas. Además, recuerda especialmente su intervención en el Consejo Consultivo de Mujeres, que, según ella, inspiró la creación de la Secretaría de la Mujer y las casas de igualdad. Actualmente, es integrante del consejo consultivo de comunidades negras de su localidad.

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“Yo nunca pensé vivir en Bogotá, pero lo hice definitivamente en 2007. Llegué directamente a Bosa, que me gustó mucho porque se asimila a un pueblo. Amo esta localidad porque aquí me reconstruí como líder social y como persona”, indica la matrona de Niara Sharay, quien extiende su agradecimiento a Bogotá “por ser una ciudad de oportunidades, aunque persistan muchas barreras para nosotros los negros y negras por la discriminación racial”.

Historia tomada de la Secretaría de Gobierno.