Las dinámicas sociales, económicas y políticas del Siglo XXI han transformado de manera drástica las relaciones internacionales. Las organizaciones multilaterales eran las plataformas mediante las cuales las naciones respondían de manera conjunta a desafíos y crisis generadas alrededor del mundo. Sin embargo, con el paso del tiempo las crisis han mutado y por lo tanto las formas de abordarlas, también.
En este contexto, el aniversario número 75 de la Organización de las Naciones Unidas tiene un significado especial. Para esta ocasión, la ONU se ha propuesto fomentar la discusión sobre la necesidad de impulsar una mayor participación de gobiernos locales y regionales en los foros multilaterales.
Por ese motivo, ha convocado a organizaciones, expertos y líderes mundiales a compartir perspectivas. Este debate cobra relevancia en un momento en que los nacionalismos crecen de manera alarmante en distintas partes del mundo, generando desconfianza hacia la cooperación y las organizaciones internacionales.
Es por eso que la creciente participación de líderes locales en el dialogo multicultural y su renovada intención de compartir ideas con sus pares en otros lugares del mundo, está abriendo nuevos caminos. Un ejemplo de esto es la manera en que el nuevo gobierno de Bogotá está apostando por ganar mayor relevancia en la agenda internacional. En particular, hay dos temas en los cuales esta ciudad andina está contribuyendo a este nuevo multilateralismo, estos son: el desarrollo sostenible y las innovaciones para responder ante la pandemia.
En primer lugar, Bogotá es vicepresidenta del Comité de Dirección del Grupo de Liderazgo Climático C40. Esta red reúne a las principales ciudades del mundo para trabajar por la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero y por un desarrollo urbano que mitigue los efectos del cambio climático. En esta línea la ciudad introdujo reformas audaces como la declaratoria de alerta amarilla por crisis climática.
Con esta medida pudo imponer una regulación estricta al transporte de carga que es una de las mayores fuentes de contaminación por material particulado, y a la industria. De igual manera, la alcaldesa Claudia López está impulsando un contrato ambiental que financia el pago por servicios ambientales a campesinos de la zona rural de la ciudad comprometidos con la conservación ambiental, y que pone en marcha instrumentos para garantizar la preservación de la estructura ecológica principal de la ciudad y el tránsito hacia una movilidad sostenible.
Adicionalmente, la ciudad es miembro activo de redes de ciudades como CGLU, UCCI y Metrópolis. Además, como resultado de la pandemia, se vinculó a la plataforma Ciudades para la Salud Global que se encarga de reunir estrategias a nivel mundial en el control del Covid-19 y en la prevención de futuras emergencias sanitarias. En este escenario Bogotá tiene varios aprendizajes para compartir.
Uno de ellos es su iniciativa de Gobierno Abierto para liberar los datos de su modelo epidemiológico y en segundo lugar, la estrategia de Cultura Ciudadana que utiliza los datos de percepción, creencias y preocupaciones populares para ajustar las medidas de salubridad y lograr una mayor efectividad. Otra política novedosa es su Sistema de Cuidado para asistir a poblaciones vulnerables durante la crisis económica generada por la pandemia.
Por último, además de aumentar su participación en foros internacionales, el gobierno de Bogotá se está preocupando por impulsar una estrategia de comunicaciones que le permita establecer contactos y transferencia de información con otras ciudades del mundo. Debido a esto, todos los programas adoptados en el marco de la pandemia están siendo difundidos en su sitio web, tanto en inglés como en español. Así mismo, la oficina de comunicaciones de la alcaldesa Claudia López se ha mostrado abierta a conceder espacios para facilitar la reportería de medios internacionales.
En resumen, la experiencia bogotana y las tendencias globales demuestran que en tiempos de crisis el multilateralismo se transforma para dar respuesta a los desafíos contemporáneos. El liderazgo de ciudades y gobiernos locales es necesario hoy más que nunca, cuando la realidad reafirma la interdependencia de las sociedades humanas, y cuando la solidaridad continúa traspasando fronteras.