¿Cómo ordenar a una ciudad que crece constantemente? Esa ha sido por décadas la gran pregunta que han tenido que resolver los gobernantes de la capital de la República. Y evidentemente, los principales desafíos de una ciudad tienen que ver con cómo esta responde a las necesidades de millones de personas.
Las ciudades compiten entre sí. Quieren ser las primeras en todo y, especialmente, que los ciudadanos las deseen para crecer y envejecer, tanto ellos como sus hijos. Por eso, para destacarse es clave estar a la vanguardia, transformarse a la misma velocidad con la que lo exige el mundo y planificarse a futuro.
La actual administración distrital se propuso la transformación de Bogotá en una ciudad del siglo XXI, teniendo como eje central a los bogotanos, que puedan gozar de una alta calidad de vida y desarrollar plenamente su potencial.
Entre los más de 7 millones de habitantes de Bogotá, están más de 240.000 ciudadanos venezolanos y 349.000 víctimas del conflicto que llegaron en busca de oportunidades. Ade más, Bogotá es el primer destino turístico de Colombia. Según el Distrito, entre enero y septiembre de 2018, a la ciudad la visitaron 9.340.794 personas y la proyección con corte a diciembre de 2018 es de casi 12 millones de turistas, quienes deben llevarse la mejor impresión de Bogotá para que se conviertan en sus promotores.
La capital de la República alberga, entonces, no solo a personas, sino a millones de sueños y vidas
Manos a las obras
La hoja de ruta para lograr una ciudad incluyente, donde las personas sean más felices, contiene un paquete de más de 2.400 obras de infraestructura en diferentes frentes: movilidad, salud, educación, calidad de vida, medioambiente, entre otros. Desde 2016 se viene trabajando en la materialización de los proyectos estratégicos para la ciudad: nuevas troncales de TransMilenio, más avenidas y ciclorrutas, la primera línea del Metro, la construcción, reconstrucción y mejoramiento de colegios, el mantenimiento de redes de acueducto y alcantarillado, el plan para limpiar el río Bogotá, nuevos hospitales, parques, jardines, Centros Felicidad, escenarios culturales y deportivos.
Una parte importante de estos son megaobras, proyectos de largo plazo complejos de financiar y ejecutar, pero que serán una realidad y saldarán una deuda histórica con la capital. Para avanzar en ese propósito, la Alcaldía se impuso un reto más: implementar la primera política de transparencia que tiene como objetivo modernizar y fortalecer las instituciones para prevenir prácticas corruptas en el sector público, privado y en la ciudadanía.
Esto les permite a las entidades actuar bajo estándares y capacidades técnicas y gerenciales de talla mundial, lo cual facilita la ejecución de las obras. Más allá de las cifras y estadísticas es en las calles donde se ven los resultados de las administraciones.
Es detrás de las historias de vida, de la cotidianidad de los bogotanos, donde salen al descubierto los aciertos, los desafíos y oportunidades de la ciudad y se dimensiona cómo está. Por eso, esta edición de la Revista Dinero, publicada en el portal Bogotá, es una mirada a lo que pasa más allá de las cifras. A cómo impacta a las personas la puesta en marcha del TransMiCable, el inicio de la construcción del SuperCade Manitas, en Ciudad Bolívar, la renovación de los parques infantiles, las 100 canchas sintéticas entregadas, la nueva Cinemateca Distrital, la ampliación de la Autopista Norte y la descontaminación del río Bogotá, entre otros proyectos.
Alguna vez estos fueron solo diseños. Hoy dejaron de estar en un plano y son hechos que se pueden palpar. “Bogotá tiene el potencial para ser una ciudad global”. Así lo sintetiza George Fertitta, director ejecutivo de Bloomberg Associates, firma perteneciente al exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg y dedicada a la consultoría de ciudades, entre ellas la capital de Colombia. Y si Bogotá ya es de por sí atractiva para la inversión extranjera, con la revolución de infraestructura puesta en marcha, más ojos de nacionales y extranjeros mirarán a la ciudad, no solo como un destino de inversión, sino como un lugar soñado para vivir.
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